Revancha de garaje

No es la primera vez que, por ese desamor, el presidente se ve obligado a tirar de 'parking'. En 2016 tuvo que salir por patas por el de Ferraz. Su mujer, llegar por otro a los juzgados.

Sí, en la Moncloa sanchista tienen trabajado el concepto del 'parking-refugio' frente al vocerío de la calle. Saben que, a veces, justa o injustamente, no queda otra que esconderse. La verdad es que, en Moncloa, saben muchas cosas. Como que no hay que dejar escapar ni una sola oportunidad de sumarse a las consignas de la calle si dan votos. El equipo hace cuentas y suma. Ir contra Israel aporta. El ruido, más. No les culpe por aprovechar la situación. Sánchez a estas horas necesita aferrarse a cualquier clavo ardiente. Y si encima, es un clavo que quema a Madrid, pues 'win-win'.

Con el debate encendido, parece que ni los analistas deportivos ni los de seguridad van a ponerse de acuerdo en quién ganó y quién perdió más el domingo. El deporte, la ciudad, el público… El que no pierde la etapa es Sánchez. La pena por los deportistas –de élite–, el público o el buen nombre de Madrid son daños colaterales en una estrategia de supervivencia. Problemas de ricos. ¿Policías heridos? Lamentos de extrema derecha. Al otro lado hay una guerra y el genocidio sobrevuela en el ambiente. Superen el argumento.

Pero en la política española, como en el ciclismo, los podios son efímeros. Lo que hoy es victoria sólo dura un rato. Mañana te adelanta un compañero. O te caes en una curva tonta. Pierdes el favor del público. Te ves obligado, de repente, a meterte en un garaje. En el de Sánchez hay desde casos de corrupción a imposibilidades de legislar y presupuestar. Nadie como él para no ignorar que vienen curvas. Pero, sobre todo, para no olvidar que lo que se intenta esconder en un garaje, a veces, reaparece para tomarse su revancha.