TIRO AL AIRE
Reconstrucciones Mazón
Hay una alternativa realista y factible: dimitir. Quizá él la considere el fin pero, sin embargo, es su única forma de hacer algo por la reconstrucción
Carlos Mazón no pasará a la Historia como el presidente que reconstruyó la Valencia destruida por la dana por mucho que él quiera, sueñe o se empecine en asumir esta misión como la ¿última? de su carrera. Se empeñan los políticos en aferrarse a objetivos ... como si estuvieran hechos de una pasta diferente al resto de los mortales. Como si uno, político o no, pudiera lograr todo lo que se propone en la vida sólo por el hecho de desearlo muy fuerte. Como si un imprevisto, una tormenta, una dana, no pudiera arruinarte todos tus planes.
Empiezo a pensar que el deseo imposible de Mazón no es sólo culpa suya, sino que su partido tampoco ha sido capaz de abrirle los ojos. De decirle que va tarde. Que sólo tiene dos opciones: asumir responsabilidades o enrocarse en no hacerlo.
Aun así, me imagino que el presidente valenciano, en la soledad de sus pensamientos, se plantea día sí día también en qué momento va a dimitir. Quizá cierre los ojos cada noche prometiéndose a sí mismo que será mañana. Estoy segura de que a cualquier hora del día le asaltan los fantasmas del pasado reciente y le invade una fuerte sensación de arrepentimiento. Probablemente, se autoflagele pensando en todo lo que aquel día podía y debía haber hecho de otra manera. Levantarse antes de la mesa. Llegar más temprano al Cecopi.
Igual se pasa las noches en vela dándole vueltas. O maldiciendo su suerte. Quizá tome pastillas para dormir –media España lo hace– o esté yendo a terapia. Podría estar trabajando con expertos cómo superar las críticas, incluidas las que van adjuntas en este breve texto que, sin desearle ningún tipo de mal, se para a reflexionar sobre la salud mental del político valenciano. Porque es de humanos pensar también en ella. A Mazón le pesa la dana y le pesa el cargo porque sería inhumano que no lo hiciera. Quizá hasta se considera acorralado por los suyos, porque el PP, en verdad, parece que lo defiende en público pero en privado es otra cosa.
Mazón sabe –como su partido– que en cualquier momento la Justicia puede citarlo. Y seguramente, ahí es donde el popular se pregunta: ¿qué debería hacer yo ahora? La pregunta lo paraliza, pero en el fondo lo sabe. Existe todavía una opción responsable. Una que, de alguna forma, comulga con ese objetivo suyo de la reconstrucción. No concretamente con la que él sueña, pero sí tan importante como la de volver a levantar casas, calles e infraestructuras. Es una alternativa realista y factible: dimitir. Quizá él la considere el fin pero, sin embargo, es su única forma de hacer algo por la reconstrucción. Porque en Benetússer, en Massanassa, en Paiporta… hay mucho por reedificar, pero la aportación de Mazón no será decisiva. Su dimisión, en cambio, sí lo sería para iniciar otro proceso de reconstrucción urgente: la de una España que pueda confiar en sus políticos.
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