TIRO AL AIRE
Presunto inocente
Las sentencias no han de ser ejemplarizantes. Han de ser justas. Así confiaremos todos, mujeres incluidas, más en el sistema
Para esto sirve un periodista
Despensas y presupuestos
Hay una frase que pronunciamos poco: «No sé». Son dos palabras que resumen lo que han acordado, por unanimidad, los jueces del TSJ de Cataluña respecto a la acusación contra Dani Alves. No se puede saber. Hemos querido saber, pero no hemos sabido, diría ... Marías. Ante este vacío de información, esta ausencia de pruebas, en la justicia se impone una máxima: «Más vale que diez culpables escapen a que un inocente sufra». Es la base de nuestro sistema jurídico, de nuestra historia y de nuestra sociedad. Somos herederos de la Ilustración porque somos hijos de la presunción de inocencia. No confundir con la inocencia. Sabemos que las verdades que se pueden demostrar ante la Justicia no coinciden siempre con los hechos reales. De igual forma, sabemos que nuestras opiniones no tienen por qué coincidir siempre ni con la verdad de los hechos, ni con la verdad judicial.
La última verdad judicial sobre Alves –en contra de lo que dijo la anterior y a la espera de lo que puede suceder en el Supremo– lo absuelve de violación por estricta aplicación de la presunción de inocencia. Estamos, por tanto, ante un presunto inocente. Podría no serlo. Pero, a pesar de sus cambios de versión, de momento no podemos saberlo. La misma sentencia lo dice. Por eso, tampoco se le puede acusar. La chica podría estar mintiendo. Pero no podemos saberlo. Por eso no es una denuncia falsa, explican los juristas.
Por supuesto que es injusto que una violación pueda quedar impune. Pero como sociedad avanzada estamos obligados a mantener unas leyes garantistas y fuertes en caso de duda. Aunque a Montero no le guste la idea de que la Justicia no crea a «mujeres jóvenes que denuncian a personas poderosas». En menudo lío se ha metido. Por los jueces y porque de esos dos grupos que nombra ella está más cerca de uno que de otro. Si a una vicepresidenta la denuncia una mujer joven, ¿la Justicia debería creer a la joven sin aplicar la presunción de inocencia? ¿sin analizar la consistencia de la acusación?
Es cierto que podemos entender a quienes se duelen estos días de que esta resolución pueda hacer dudar a las víctimas sobre denunciar o no. Pero las sentencias no han de ser ejemplarizantes. Han de ser justas. Así confiaremos todos, mujeres incluidas, más en el sistema. Que ganar este caso era difícil lo sabía la denunciante desde el principio. Aun así, denunció. No lo habría hecho hace 15 años. Quizá entonces ni la Justicia habría hecho el esfuerzo de analizar la fiabilidad de su declaración. Claro que hemos avanzado. Claro que este caso no va a tirar para atrás lo logrado. Como no ha tirado la presunción de inocencia. Porque solo sobre unos cimientos sólidos puede levantarse un sistema judicial más fuerte. Aunque a una parte del Gobierno se le olvide que su labor es trabajar en las dos cosas a la vez.
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