TIRO AL AIRE
Palabra de Trump
Es sólo un hombre, pero ha desprestigiado un país. Ha quebrado una forma de estar en el mundo. Una forma de liderar el mundo
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Trump hace grande a Sánchez otra vez
Podrá subir la Bolsa. Podrán paralizarse y negociarse los aranceles. Pero un hombre es su palabra. Y ahora ya sabemos que Trump no la tiene. Ni siquiera quienes le defendían –«por lo menos, cumple lo que promete– pueden ya defenderle.
Podrá subir la Bolsa. ... Podrán recuperarse los mercados. Podría ser que anunciar subidas para luego paralizarlas sea la mejor forma de relanzar un país. Pero no dejará de ser una estrategia de jugador tramposillo.
Lo perdido perdido está. No son sólo los dineros esfumados. Es la palabra de un hombre. Pero éste, al fin y al cabo, es sólo uno entre tantos. Más rico, más rubio, más loco, más impredecible o menos que el resto. Pero, al fin y al cabo, tan sólo uno. Un hombre que presumía de defender a su país cuando lo que ha hecho ha sido atacarlo.
El 'crack' del 25, el 'crack' de Trump, ha hecho añicos el jarrón chino del sueño americano. Ha apaleado el sueño exportador. Hoy el prestigioso mercado de EE.UU. está bajo sospecha. Se ha congelado el anhelo de todo productor mundial de mostrarse en los escaparates de la Quinta. En los led de Times Square.
Podrá subir la bolsa. Podrán volver los flujos de exportación. Pero nadie los mirará igual. El ganadero de queso manchego –uno de cada tres de los que se producen se vende en EE.UU.– hoy respira aliviado ante el Trump que recula, pero no se olvida del Trump que amenaza. Aún le duele el estómago. Y por el rabillo de ojo brujulea a ver cuáles pueden ser sus nuevos mercados. Por si acaso.
Esto es lo que ha conseguido Trump, él solito, con su palabra. Sembrar el por si acaso en EE.UU. La incertidumbre. El podría pasar. El no nos fiemos. La confianza no se recupera de un día para otro. En ninguna relación humana lo hace. En España, ante cualquier engaño, diferenciamos a los culpables de los primeras veces de los culpables de las siguientes.
Trump es sólo un hombre, pero ha desprestigiado un país. Él ha quebrado una forma de estar en el mundo. Una forma de liderar el mundo.
Prometió hacer América grande otra vez. Ha terminado haciéndola más pequeña. Lo que diga a partir de ahora serán solo palabras. ¿Quién podría fiarse?, ¿los suyos?, ¿los que sospechamos?
Un sólo hombre ha quebrado un imperio. Desde dentro. Desde lo institucional. Podrá intentar rehacerlo. Liderar la reconstrucción causada por su propia inundación. Pero para eso hace falta confianza. Y tener palabra. Se puede ser el ser humano más insignificante del planeta y tenerla. Pero también se puede ser el ser humano más poderoso de la economía planetaria y no tenerla. Por eso ningún país merece que su imagen dependa de un sólo hombre. No sería justo ni aunque éste fuera un gran hombre de palabra. Se ve aún más claro cuando no la tiene. Para cuando vuelva Vance con sus lecciones a Europa.
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