tiro al aire
Cómo ser Magda Donato
En estos tiempos de supuesta luz y taquígrafos, la transparencia es tan ficticia que hay una parte de la vida política más vetada que nunca
Un pollo (8/6/23)
6 toros 6 (6/6/23)
El 3 de abril de 1932, Magda Donato publicó en portada del diario 'Ahora' la primera entrega del macroreportaje «Un mes entre las locas». Contaba su paso por un manicomio en el que entró simulando ser paciente, ocultando que era periodista. No había sido ... su primer plan pero se vio abocada a ello, relató, al ver la reacción de varios directores de sanatorios cuando les explicaba su objetivo. Quería contar la vida desde dentro. Como periodista, no, bicho, le dijeron. Puede usted hacer esta visita, aquella entrevista, allí le enseñarán los pabellones y allá podrá estar un rato con las internas. Ya, dijo ella, pero eso no es lo que yo busco. Cada 'no' acrecentaba más su interés y, así, se hizo pasar por 'loca'.
Los manuales de periodismo sitúan como impulsor del conocido como 'periodismo Gonzo' a Hunter S. Thompson, por infiltrarse con los Ángeles del Infierno. Cuando, en 1936, Magda Donato paró de escribir su serie de «reportajes vividos», en los que se coló no sólo en el psiquiátrico, también en una cárcel de mujeres –para lo que simuló cometer un delito–, en la consulta de un adivino indio –como secretaria–, en una clínica estética –como enfermera–, Thompson no había ni nacido. Tampoco Günter Wallraff, otro de los que vienen en los libros. Mujer y española, 'kit' antibrillo completo, hay que reivindicarla más. Aquí mi granito de arena acompañado de confesión: a Magda Donato la suelo invocar en sueños. Estos días fantaseo con hacerme pasar por secretaria del Ministerio de Igualdad para ver cómo se manejan los ánimos. Por socióloga en el CIS, para echar un vistazo a las fallidas recetas de su cocina. Por recepcionista en Ferraz, para contrastar las caras antes y después de la confección de las listas. Por jardinera en Moncloa, para repasar el césped mientras el presidente se sincera en voz alta, seguro que lo hace, a solas, de paseo por el jardín. Por mensajera en Génova, para captar suspiros resignados y caras pálidas cada vez que se cierra un pacto con Vox. Nos vamos a perder todas esas historias. En estos tiempos de supuesta luz y taquígrafos, la transparencia es tan ficticia que hay una parte de la vida política que nos está más vetada que nunca.
Uno de los reportajes más mágicos de Donato se centra en el adivino indio Nayan Rai. No aguanta una consulta de más de 15 minutos y a veces, ni eso. Oculta un timbre en el despacho que activa cuando la cosa «le fatiga, le aburre o le molesta», y Donato pasa a echar a la visita. La periodista nos desgrana una farsa con aristas: el mago se conmueve con los problemas ajenos y siempre da ánimos a sus clientes. Estos, tampoco son santos. Una joven llega a pedirle al vidente que 'corte una cabeza' que le molesta. Timbrazo y despedida: «No tengo tales facultades y ni aunque las tuviera». Ay, Magda, como te pudieras colar en algunas reuniones estos días…