TIRO AL AIRE
Del juicio al fiscal salimos mejores
La Fiscalía ha resultado ser una agencia de noticias. Aunque luego no todos se pongan de acuerdo en cómo hay que sacar la información
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En el Defcon 1 de Junts
Lo primero que dijo el fiscal general del Estado ante el tribunal que lo juzga, ya sin toga: «Soy el fiscal general del Estado». Ándale. Para ello se podía haber dejado la prenda puesta. El hábito no hace al monje, sino el nombramiento del Gobierno. ... Y su apoyo incondicional. Quedó claro ahí que Álvaro García Ortiz es un hombre de jerarquías. Supongo que cuanto más arriba estás más las defiendes. Con lo bien que te van. Lo hizo claramente cuando acusó –perdón, se me pegan los verbos jurídicos– a Almudena Lastra, la fiscal superior de la Comunidad Madrid, de «desafección» hacia su persona. O hacia su cargo. En él todo es lo mismo, con o sin puñetas. «Yo soy». García Ortiz le reprochó en pleno juicio a su subordinada… ¡que no le hubiera respondido rápido al teléfono! «Me costaba mucho entender cómo un fiscal recibe cinco o seis llamadas del fiscal general y no contesta. Se lo tuve que decir por 'wasap', porque no me contestaba. Es imperativo sacar la nota». A mí me enseñaron que llamar más de dos veces ya regulinchi. También me pensaba que sólo los periodistas teníamos jefes impacientes. Claro que la Fiscalía ha resultado ser una agencia de noticias. Aunque luego no todos se pongan de acuerdo en cómo hay que sacar la información. ¿Igual necesitan un manual de estilo? Nah. Es una institución jerárquica, no hay discusión.
Vista la bronca pública –¿cómo serán las privadas?–, me temo que se acaba el debate sobre si deben ser jueces –independientes– o fiscales –ya han visto– quienes dirijan las instrucciones en este país. Purita jurisprudencia para el legislador lo de García Ortiz. ¿Ven lo que les decía en el título? De aquí sacamos cosas buenas.
La otra es que el juicio está demostrando que aquí no hay 'lawfare'. No es poca cosa. Me preocupaba que calase la idea de que en el combate contra los bulos ganaba Maquiavelo. Nuestra democracia se asienta en lo contrario: en que el fin no justifica los medios. Pero corríamos el riesgo de fracturarla. Menuda turrita llevamos con lo de la importancia de luchar contra los bulos. Riesgo real de otorgar carta blanca ante cualquier filtración. Pero no. Ante el tribunal todos tienen claro que aquí hay delito. Porque mucho sacar pecho por combatir el bulo, pero aquí nadie dice «He sido yo». ¿En qué quedamos? O se es héroe o no se es. Que se vea la incoherencia es un regalo para todos. Pensemos, por ejemplo, que un día nos toca negociar con la Fiscalía. Si todo el mundo tiene claro que no puede haber filtraciones, nos aseguramos de que no van a airear nuestros asuntos. De acuerdo, usted y yo no somos famosetes. Pero a saber si algún día nos enrollamos con algún político…
Me dirán que voy de naíf, que esta vista oral es un espectáculo que nos deja un roto incalculable a la democracia. Subo mi apuesta: más lo habría hecho no llegar siquiera a juicio.
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