tiro al aire
Fuera de juego
Cada nueva entrega sirve para explicar otra jugada sucia, como esos partidos grabados que los entrenadores te ponen para enseñarte mucho de fútbol
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Toda la grandeza y deportividad del fútbol se resume en una sola de sus reglas: el fuera de juego. Es una de las bases de la democracia, la invalidación de algunas posiciones de ventaja. La norma, artificial, es a la vez, poética. Apuesta por el ... juego limpio, por el respeto al otro. Por eso, a veces, en el fútbol, como en la democracia, el espectáculo más lamentable es esconder el propio fuera de juego exhibiendo el del contrario. Para eso, o contra eso, están los árbitros primero y el VAR después.
Qué es un fuera de juego -piensen en otra norma igual de internacional- lo determina y decreta la FIFA, máximo organismo del fútbol, el único que hasta ahora había tomado una decisión sobre el presidente Rubiales. Él pudo tomar también una decisión en su momento pero decidió no hacerlo. Optó por pedir perdón por tocarse a sí mismo pero no por tocar, con ventaja, a otra persona. Sus empecinamientos, engaños y promesas que ahora sabemos incumplidas nos han llevado hasta donde ahora mismo estamos. Llevo diez días agradeciendo la luz que hay sobre el caso. Porque es tan de libro que cada nueva entrega sirve para explicar otra jugada sucia, como esos partidos grabados que los entrenadores te ponen para enseñarte mucho de fútbol, pero al revés.
Acabo de terminar 'Entre visillos', de Carmen Martín Gaite. No se me va de la cabeza, porque la autora es como un veneno que se te mete en el cuerpo y ya nunca puedes vivir sin él. Sin su forma de mirar y de contar. Sin su voz. La literaria nos la dejó sobre el papel. La hablada, sobre la literatura, se conserva en la Fundación Juan March. Qué divino ese momento en el que cuenta en una conferencia cómo los escritores románticos se quedaban a cuadros cuando ellas les escribían también… cartas de amor. Como lo de jugar al fútbol, que ellas también sabían.
'Entre visillos' entrelaza historias sencillas y aunque no queramos, nos permite entender cómo construimos la España de hoy sobre los cimientos de la que fue. Sus personajes tan carnales, tan reales. Esas chicas tan a punto de estallar contra el peso del qué dirán. Esos chicos deseando y temiendo a la vez a las que sí lo hacen. Entre ellos y entre ellas los hay aprovechados, conformistas, vividores, deprimidos, respetuosos, clasistas... La diferencia es que ellos tienen siempre la puerta de la casa abierta. Y la del bar. Y ningún árbitro que les pite fuera de juego. Ellas, no. No es que no les tapen. Es que a la que sale, la que se queja, le pitan. Como con el 'motín'. Niñatas, las llamaron. Como si no pudieran hablar ellas también sobre las normas, el respeto y las trampas. Apelar al VAR.
La novela tiene menos de 70 años. No sé si es mucho o poco pero tengo que recordarlo muy fuerte ante cada nuevo titular y cada portada. Todo por no reconocer un fuera de juego. Pero es que, ya están viendo, no es sólo uno.