TIRO AL AIRE
El 'iberataque'
Quienes nos cruzamos Madrid confirmamos que había más colaboración y sentido común ciudadano del que mostraron los comparecientes públicos
Balas éticas, mentiras estéticas
Sonido ambiente para un Papa
Con la luz pasa como con las democracias: los ataques que no vienen de fuera vienen de dentro –y suelen ser los peores–. De modo que si el apagón no ha sido un ciberataque ha sido un 'iberataque'. Es decir, que procede de dentro. ... De la península ibérica. De entre nosotros. A esto sumemos que la luz no se va, la luz se la llevan. De toda la vida se ha dicho así en mi casa. «Se han llevado la luz» y enseguida alguien añadía con sorna: «¿Quién?». Hoy el chiste-pregunta es el enigma nacional. Dice el presidente Sánchez que ha desaparecido energía y suena de fondo Gila preguntando –al enemigo– «¿Nos pueden decir dónde la han escondido?». Pero, hasta donde recuerdo, la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma. Mira, como el relato político.
Escucho a Pedro Sánchez en su discurso post colapso energético preocupado por el turismo. Por la imagen que damos, supongo, y no entiendo nada. Bueno, sí. Que él pasó el corte bunkerizado –mentó a la OTAN, tampoco sería de extrañar–. Si hubiera salido a la calle a ver Madrid sabría que, hoy, el viajero internacional quiere venir a España con más ganas que antes. Los turistas –también nosotros– vivieron su propia gincana. A ver cómo llegas al aeropuerto. A ver cómo pagas el restaurante. El tren que no se sabe dónde termina. El metro que se camina por arriba. Sobrevive sin wifi. Sin información oficial. Spain, the escape room. España, el nuevo paraíso de los 'prepper'. Aún no se sabe quién lo patrocina.
Con todo, quienes sí nos cruzamos Madrid –de Atocha al Bernabéu, en coche, tres horas, sin semáforos, hordas de gente en las aceras...–, confirmamos que había más colaboración y sentido común ciudadano del que mostraron los comparecientes públicos. No miro a nadie. Sólo verifico que la energía ni se crea ni se destruye, pero a veces sólo transforma a una parte: el pueblo. Dicen que está apagado, pero no. Terrazas llenas y ambientazo en la calle. El gran lunes de la vida social. Gente hablando con gente. Igual que el eslogan de una cafetería 'cuqui': «Offline is the new luxury». Lo volví a confirmar el ratito que bajamos a escuchar la radio al coche. Mi vecina, la hermana Margarita, 88 años, hace años misionera en Colombia, no andaba nada preocupada por el asunto de la luz. Hablamos de otras cosas. ¿Lo ven? Un lujo. Claro que para el lujo el de mis padres, que el lunes echaron todo el día en el campo y por la noche, al llegar a casa y comprobar que los interruptores no encendían, debieron decirse el uno al otro: «Vaya, si se han llevado la luz». Dos velas y enseguida se acostaron tan pichis. Vida de jubilados. Mañana será otro día. A ellos (ya) no les toca ni gobernar ni gestionar empresas clave. El problema es que algunos a los que sí viven anclados también en esos mismos lujos. Y no nos lo podemos permitir. Que luego no sabemos ni por dónde nos llegan los 'iberataques'.
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