TIRO AL AIRE
El embrujo de la Puerta de Alcalá
No me quito de la cabeza la idea de que algunas piedras antiguas sabrían tomar mejores decisiones que muchos líderes modernos
Presidente, ¿no siente miedo?
Air de fango
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Iniciar sesiónEn Madrid lleva un tiempo notándose. Desde que la Puerta de Alcalá luce su nueva cara, rehabilitada y más cuidada, más mimada, han empezado a suceder cosas. No diremos que paranormales, pero sí podríamos calificarlas de parapolíticas, que vendría a ser algo así como ... no controladas totalmente por los políticos. O mejor, nada controladas por los políticos.
Se ha puesto de moda en la ciudad, y es cierto que ya venía de antes, tirar de lo castizo. Del clavel al vestido de chulapa. Si hasta el chotis ha vuelto a los titulares y sus letras y compases a sonar en los sitios de moda y no sólo en los organillos callejeros de San Isidro. Ha sido por el alcalde, sí, pero no porque lo llevara en el programa, sino por esas cosas de la ciudad viva.
Soy más de verbena que de toros, pero igual que a mí, no se le escapa a nadie que fue llegar el ministro Urtasun a asestarles una estocada y en vez de eso, efecto contrario. Ha pasado en Las Ventas como con 'La verbena de la Paloma' en el Teatro de la Zarzuela: todos los días cuelgan el «No hay billetes».
Este no sé qué madrileño del pueblo frente a los que mandan se ha vuelto a confirmar estos días. Ha girado el espíritu de la Puerta de Alcalá por la Cibeles, ha subido la Castellana y se ha parado a la puerta del Bernabéu para bloquearle a Florentino en los tribunales su parking millonario. Los cien tráileres que ha traído el 'show' de la Swift aparcados en línea en Concha Espina serán el símbolo del siglo XXI, pero los decibelios de la voz de la calle mandan más.
Visto lo visto, no descarto que el efecto de la Puerta de Alcalá –«a quien nadie engaña», recuerden– siga haciendo de las suyas. Ojalá se haya colado en el coche oficial de Volodímir Zelenski, estos días por Madrid, y junto a él haya llegado hasta el aeropuerto de Barajas y se haya subido a su avión. Espero que desembarque en Kiev y se maneje a su antojo en Ucrania. Para poner a algunos en su sitio.
Dado que confiamos en que la de nuestra Puerta sea un alma viajera, que siga su vuelo, cruce el Mediterráneo y aterrice en Israel y Palestina. Que allí embruje a quien tenga que embrujar, que se fije más en el dolor humano, en las personas. En la búsqueda de soluciones. Y sobre todo, que ponga en cuarentena los movimientos de esos políticos que guiados por la sed de poder actúan en contra, incluso, de los suyos propios. O que lanzan declaraciones internacionales de forma inoportuna.
A veces, hasta yo, que no creo en más magia que la democracia y el trabajo, no me quito de la cabeza la idea de que algunas piedras antiguas sabrían tomar mejores decisiones que muchos líderes modernos. Será, sencillamente, que conocen mejor pasado y presente.
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