tiro al aire
Cuentistas de 'butxaca'
Me produce rechazo lingüístico que las lenguas se utilicen para el recochineo, la división y la exigencia política
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Iniciar sesiónUn domingo, sólo hace unos meses, en una Feria del libro de una ciudad mesetaria, fuimos a un cuentacuentos infantil y la escritora preguntó a los críos si preferían que hablara en inglés, en castellano o en catalán. La chiquillería contestó ¡en español, en ... español! y entonces, qué chiste, con un tono burloncillo, la narradora anunció que hablaría un ratito en español y otro en castellano. Los niños no entendieron nada y los padres menos. Reírse de los pequeños siempre me ha parecido una ordinariez. Que lo haga una escritora infantil no me cabe en la cabeza. Pero como la historiadora de la lengua y catedrática de la Universidad de Sevilla Lola Pons siempre dice en la Ser que el castellano es la lengua de Cervantes, la lengua para hablar del Cid, confié en que la chica arrancara su recital de cuentos infantiles ante aquel auditorio con un 'sepa vuesa merced'.
Pero no. Qué sorpresa. No hace falta que les diga en qué lengua aportó y repitió el número de estand en el que, al terminar, iba a firmar y vender sus libros. Quería que esa parte se entendiera bien, que quedara bien clarita.
Es la base de la comunicación: tener en cuenta siempre al otro, saber dónde se está. Si nuestra cuentista hubiera hecho su pregunta en cualquier escenario infantil en Mallorca ésta hubiera sido más que procedente. Mera operatividad, puesto que más allá de cuestiones políticas y salvo algunos casos radicales, en las islas la mayoría de la población en su día a día respeta un bilingüismo enriquecedor y no el contrario.
Me acuerdo de los críos del cuentacuentos y la cara de los padres aquel caluroso mediodía ahora que Yolanda Díaz propone que se hable catalán en el Congreso de los Diputados, algo que puede hacerse en el Senado en determinadas circunstancias. No sé si ella lo entiende. Si es que no, yo puedo hacerle de traductora. Es uno de los grandes tesoros que me traje de mis años en Mallorca. Pero tampoco quiero quitarle el trabajo a intérprete alguno. Si algo envidio de la gente es su voluntad y capacidad de aprender idiomas. Por esa misma razón, de forma incontrolable, me produce rechazo lingüístico que las lenguas se utilicen para el recochineo, la división y la exigencia política.
Seguro que Yolanda Díaz no propone traer las cooficiales a la Carrera de San Jerónimo por ninguna de esas razones, menos para guardar su sillón, pero no puedo evitar el vértigo al pensar en tanto cuentista recitando cada uno su historia en diferentes lenguas. No es porque no crea que los españoles no vamos a ser capaces de entenderlos a todos, ni por los matices que se pierdan en las traducciones, sino porque ya saben a qué lengua acuden cuando tienen que pedirnos que aflojemos la 'butxaca'. Porque una cosa son las lenguas y otra las matemáticas. Al final, ya saben, nos tratan como niños y no precisamente para que aprendamos.
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