El retranqueo
Bofetadas
Yolanda Díaz ha explotado la burbuja de dudas bajo la que esconde su cansino tonito de madre sobreprotectora
La moción de la nada (15/3/2023)
Para odiadores, vosotros (8/3/2023)
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Iniciar sesiónDe Yolanda Díaz se ha dicho de todo. Se dijo que acabaría nutriendo las listas del PSOE, harta como estaba de Pablo Iglesias, y dada su incapacidad, su carencia de liderazgo, para conformar un sucedáneo de Podemos con ella como cabeza de lista honoraria y ... perpetua. Se dijo también que terminaría liderando una coalición en la que fagocitase a Unidas Podemos a cambio de ser generosa y regalar unos cuantos escaños a las felices comadres reunidas en la mesa camilla que es la dirección de ese partido. Y se dijo, finalmente, que se apoyaría en partidos y dirigentes purgados de Podemos que, con vida propia como Errejón o Colau, crearían un magma suficiente con el que hundir definitivamente a Ione Belarra, Irene Montero y, desde luego, a Pablo Iglesias. De las tres alternativas, Pedro Sánchez ha bendecido al fin la tercera, y lo demostró ayer durante la moción de censura permitiendo a Yolanda Díaz presentar oficialmente, y en sede parlamentaria, ese producto viscoso bautizado como Sumar, que no deja de ser una evolución desarrollada de Izquierda Unida, pero con laca, mechas y un renovado sentido del oportunismo de siempre.
Ya es notorio que Sumar nace con vocación real de concurrir a las elecciones generales. Y es público que salvo sumisión claudicante y humillada nadie de la 'resistencia' en Podemos estará en sus listas, y que por primera vez en los últimos diez años alguien a la izquierda del PSOE pretende dar por jubilado definitivamente a Pablo Iglesias. Si algo bueno tiene Sumar es que por fin hay alguien que ha perdido el miedo al fundador del conglomerado populista y antisistema que ha condicionado la política en España toda una década, con un poder real muy superior al que objetivamente le donaron las urnas.
La única utilidad de esta moción no ha sido la pretensión de Vox o del PSOE, y bien se esforzaron, de dejar retratado en su aislamiento abstencionista al PP. Tampoco, el aldabonazo que pretendía dar Santiago Abascal con una cuota de pantalla tan gratuita como a destiempo, utilizando para ello la egolatría de un candidato como Tamames, a quien el Congreso se le hizo grande. Tampoco le resultará útil a Sánchez esa imagen impostada de estadista experto en monólogos fútiles cuyo único protagonista es él mismo. La auténtica noticia política de cierto nivel es que ahora sabemos, por fin, que Yolanda Díaz plantará cara a su propio pasado y a su dependencia de Iglesias, y que ha explotado la burbuja de dudas e inseguridades bajo la que esconde siempre su cansino tonito de madre sobreprotectora, tan suficiente, tan engolado, tan cursi. En la superficie, se ha fabricado una 'candidatura Disney' en multicolor con palabras tan bonitas como engañosas. Pero en el fondo de este Podemos en descomposición subyace un odio cerval. En esos bajos fondos los rencores se pesan en las mismas toneladas que el volumen de las purgas y la magnitud de los egos. Todo se resume en las bofetadas por las listas electorales, por garantizarse otra legislatura antes de probar el vértigo del abismo. No hay más. El resto es solo palabrería, y las cenizas de una moción que ya se había consumido antes de empezar.
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