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una raya en el agua

Las malas compañías

El punto más débil del sanchismo, sus amistades antipáticas, ha quedado expuesto con crudeza al alcance de cualquier mirada

Letanía de la sangre (19/5/23)

Txapoteando (18/5/23)

Ignacio Camacho

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En condiciones normales, un jefe del Gobierno en claro desgaste habría depositado el peso de estas elecciones en sus presidentes autonómicos y alcaldes. Gente que con mayor o menor fortuna pueda presentar a sus vecinos una gestión razonable, alejada en lo posible de la crispación ... que domina las instituciones nacionales. Personas de talante sensato como el sevillano Muñoz, el extremeño Vara o el manchego Page. Pero eso es no conocer a Sánchez. El presidente es un aventurero de la política que sólo entiende el liderazgo en términos polarizadores, personalistas, plebiscitarios, y cuyo carácter narcisista afirmarse por encima de las cualidades individuales de los verdaderos candidatos. Por eso se ha echado la campaña a cuestas, decidido a ignorar la evidencia de su rechazo, convencido de que su presencia taumatúrgica obrará el milagro de dar la vuelta a un resultado que todas las encuestas independientes acercan al fracaso.

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