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PINCHO DE TORTILLA Y CAÑA

El tragaldabas

A mi juicio la respuesta correcta a la pregunta de si España se rompe es sí

Ruido (11/10/2023)

Intriga (4/10/2023)

Luis Herrero

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Un buen día descubrí que a los presidentes del Gobierno les preocupa mucho que durante su mandato se derrumbe el acueducto de Segovia. Me lo confesó José María Aznar durante una cena veraniega a finales de los 90. «Pasar a la historia con ese ... baldón sería insoportable», me dijo. El recuerdo me viene a la cabeza cada vez que le oigo decir a Sánchez, o a alguno de sus voceros distinguidos, que España no se rompe. El acueducto segoviano es más antiguo que la Nación española, pero tengo para mí que ninguno de los dos tiene garantizada su pervivencia eterna. No son irrompibles. Y si alguna vez se vienen abajo no creo que sea por culpa de una acción premeditada. Mi imaginación, por muy calenturienta que sea, aún no es capaz de concebir a un poncio enloquecido dando la orden de demoler a propósito un monumento que lleva en pie dieciocho siglos. Tampoco visualizo a ningún político estampando su firma en un documento que promueva literalmente la cancelación de la idea de España. Si la hecatombe se ha de producir no será por una razón tan explícita, sino más bien como consecuencia de un proceso de progresivo debilitamiento, en un caso de las estructuras de la arquería de piedra y en el otro de la solidez del Estado. A mi juicio la respuesta correcta a la pregunta de si España se rompe es sí. La fractura, además, será irreparable si los muros de carga del edificio institucional siguen depauperándose.

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