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pincho de tortilla y caña

Pocos hombres buenos

Sánchez pasará a la historia como el matasiete que disfrazó de virtud su enfermiza necesidad de poder

Empatía (25/10/23)

El tragaldabas (18/10/2023)

Luis Herrero

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No tengo arreglo. Reconozco que, en el fondo, aún me negaba a admitir que la investidura de Sánchez fuera un hecho inevitable. Llámenme idiota. Me lo merezco. Sabía que la voracidad de poder del personaje era insaciable como la tenia, pero a veces me daba ... por pensar que su narcisismo proverbial le impediría mirarse al espejo si no lograba que los independentistas catalanes le rebajaran un poco, aunque fuera una bagatela, el importe de su factura. Qué sé yo, el reconocimiento de que quebrantaron alguna ley en el otoño de 2017, por ejemplo, o el compromiso de que no volverán a hacer unilateralmente lo que les salga de la entrepierna, o la renuncia a exigir la mediación de un fiador que avale la solvencia de la delegación española en el zoco del cambalache. Algo, en definitiva, que le permitiera decirle al público que tanto le aplaude que su musculatura de negociador implacable había sido capaz de doblarle el brazo a los forzudos de la otra parte.

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