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PINCHO DE TORTILLA Y CAÑA

Intelectuales

El papel de iluminadores de la sociedad lo desempeñan ahora esa casta de comunicadores del 'mainstream' mediático

Luis Herrero

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Hubo un tiempo en que el sustantivo 'intelectual' se lanzaba como un venablo contra el prestigio de la gente ilustrada. Francisco de Ayala llegó a decir que no había otro epíteto más despectivo que ese. Pío Baroja sostenía que el término era de una petulancia ... terrible que indicaba una idea de superioridad insuperable y Miguel de Unamuno que quejó amargamente de que lo utilizaran contra él: «¡Y que me hayan llamado intelectual! ¡A mí! A mí, que aborrezco como el que más al intelectualismo! ¿Intelectual yo?». Todo esto lo he sabido leyendo un ensayo muy recomendable –'La palabra ambigua'– escrito por David Jiménez Torres y editado por Taurus. Lo devoré en tres sentadas, algo inusual dada mi fobia al aburrimiento. Jiménez escribe con la minuciosidad del estudioso, la hondura del profesor universitario y la amenidad del buen columnista. No he leído nada suyo que sea un pestiño. Pero volvamos al fondo de la cuestión. Los intelectuales tuvieron su época de esplendor y ahora asistimos a su decadencia.

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