pincho de tortilla y caña
Una broma pesada
Jaleó a la turbamulta para que diera por buena la premisa de que nuestro Estado de derecho está secuestrado
Abuso de poder
Derecho al pataleo
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Iniciar sesiónYo también necesito tomarme unos días para reflexionar. Me urge averiguar por qué no doy una. Ya sé que era un pronóstico arriesgado, pero la verdad es que me aposté pinchos de tortilla y caña por doquier a que Sánchez dimitía. Eso no significa que ... me hubieran convencido sus argumentos epistolares. Nunca me creí que estuviera cansado de soportar los golpes bajos de la política ni que quisiera defender el honor mancillado de la mujer de sus sueños. Mi tesis, desde el principio, fue que se quitaría de en medio porque la legislatura se había convertido en un potro de tortura y no estaba dispuesto a acabar hecho fosfatina. Sin presupuestos a la vista, con Puigdemont regresando a Cataluña bajo palio, zarandeado por la jodienda de la corrupción, en vísperas de un batacazo sonado en las europeas, pendiente de una convalidación judicial más que incierta de la ley de amnistía y desguarnecido a su izquierda tras la calamitosa exhibición de ineptitud de Yolanda Díaz, lo único que podía esperar del futuro inmediato era una agonía lenta y dolorosa. Su mejor opción, me parecía a mí, era volver a hacer de la necesidad virtud y presentarse ante los suyos como la víctima de una cacería despiadada de ropones, plumillas, banqueros y politicastros –los cuatro jinetes del Apocalipsis– y no como el cadáver carbonizado de un pirómano devorado por sus propios incendios. Para un Narciso como él, preocupado por el papel que le asignará la historia, inspirar el epitafio de un presidente dimisionario, y por lo tanto despegado del poder, que coloca el interés de la democracia por encima de los intereses propios, era una oportunidad única que no podía dejar escapar. Y, sin embargo, he vuelto a equivocarme. Reconozco que me falta sutileza para ver más allá de lo obvio. Me pasa lo mismo que al Marc de Jasmina Reza: cuando veo un lienzo en blanco sólo veo un pedazo de mierda blanca. Cuando repaso el psicodrama protagonizado por Sánchez en los últimos días sólo veo a un líder chamuscado defecándose en los fundamentos mismos de la democracia. Permitió que su proceso de reflexión personal se convirtiera en un lamentable espectáculo de populismo bananero. Dejó que los mandamases del PSOE, aterrados ante la posibilidad de quedarse sin el pastor que les condujo a la tierra prometida, tocaran a rebato para que el rebaño de la militancia, en un acto de vasallaje más propio de súbditos que de ciudadanos, se dirigiera a él como a su líder mesiánico y le suplicara que no les abandonara. Y lo que todavía es peor: jaleó a la turbamulta, con ayuda de un sector de la prensa y de los voceros de la izquierda radical, para que dieran por buena la premisa de que nuestro Estado de derecho está secuestrado por los intereses torcidos del puñado de titiriteros que mueven los hilos desde las bambalinas de la fachosfera. El daño a la reputación de nuestra democracia ya está hecho. Que quiera presentarse ante el mundo como su salvador es una broma pesada. Pincho de tortilla y caña a que sólo se la ríen quienes se toman la libertad a chirigota.
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