pincho de tortilla y caña
Blanco o negro
Lo más grave no es que las voces independientes brillen por su ausencia, sino que la mayoría del público patalea cuando las vislumbra
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Iniciar sesiónEl fútbol y la política tienen en común la conducta de buena parte de sus hinchadas. El juego sucio siempre es cosa de los otros. Los nuestros rara vez incumplen el reglamento y, cuando lo hacen, suele ser por razones de fuerza mayor debidamente justificadas. ... Por eso resultan tan irritantes los comentarios de los forofos –confesos o no– que imparten doctrina en los medios de comunicación después de un partido bronco o de una trifulca partisana. Ya se sabe de antemano lo que van a decir. Y no porque se lo inventen o mientan a sabiendas, o por lo menos no siempre, sino por algo que aun es peor: los ojos de los forofos tienen la rara habilidad de ver sólo lo que les interesa. La realidad, para ellos, no es un paisaje neutral sino la prueba palmaria de que las grandes fechorías las cometen siempre los adversarios. Dime de qué color es tu camiseta y te diré lo que vas a decir antes de que lo digas.
Hay muy pocos opinadores, ya sea en el balompié o en la cosa pública, capaces de acreditar un criterio independiente. La mayoría son jueces inicuos que balan como corderos las consignas del rebaño. Una rara excepción en ese mundo coral de papagayos previsibles es 'Guti'. La capacidad para sorprender sigue siendo, en él, un hecho distintivo. Fue uno de los centrocampistas indígenas más talentosos que ha tenido el Real Madrid a lo largo de su historia, capaz de hacer malabares inverosímiles con el balón en sus botas, y ahora, micrófono en mano, es de los pocos artistas invitados que se atreve a decir en directo que la caída aparatosa de un merengón en el área del equipo contrario no ha sido penalti, ya se ponga el Bernabéu como se ponga. No diré que no barra para casa en algunas jugadas dudosas, pero por regla general exhibe una voz propia, alejada de los discursos gregarios al uso, que le convierten en una 'rara avis' del periodismo deportivo que se despacha en los tiempos que corren. Su conducta es admirable, al menos para mí, aunque entraña riesgos considerables. Y no solo porque le incapacite para trabajar en Real Madrid TV, que es el paradigma de sectarismo madridista por excelencia, sino porque si sigue así acabará cabreando a sus afines.
Lo más grave del mal que padecemos en España no es que las voces independientes brillen por su ausencia, sino que la mayoría del público patalea cuando las vislumbra. A la gente no suele gustarle la verdad si ésta supone dejar en mal lugar a los propios o brindarle un triunfo a los ajenos. Vivimos en la época del conmigo o contra mí, del blanco o negro. La gama de grises es un invento de tibios pasteleros. He ahí el motivo que mejor explica, a mi juicio, el porqué de la polarización irrespirable que se ha apoderado del ambiente. Pincho de tortilla y caña a que si digo que Abascal no da un palo al agua, Feijóo es un quiero y no puedo y Sánchez el más astuto de la clase muchos de ustedes se cagarán en mis ancestros. Pues eso.
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