Suscribete a
ABC Premium

pincho de tortilla y caña

El beneficio de la duda

Más que para votar a favor, las urnas sirven para votar en contra

El Principito (19/4/2023)

Luto en Dragolandia (12/4/23)

Luis Herrero

Esta funcionalidad es sólo para registrados

El Senado es una Cámara fría que solo adquiere cierta temperatura cuando se enfrentan los jefes del Gobierno y la oposición. El duelo de esta semana fue tan desigual como los anteriores (una hora y 59 minutos duró la soflama del defensor del título ... y poco más de media hora la del aspirante), pero sirvió al menos para medir el estado de forma de dos púgiles que llegaban al combate en horas bajas. El primero preside un Gobierno que se parece a la falla de San Andrés y los barones de su propio partido no lo quieren ni en pintura durante la campaña electoral porque resta más de lo que suma, y el segundo va perdiendo fuelle en las encuestas y su valoración a la baja aún no parece haber tocado suelo. Por eso era tan importante para los dos inflamar el entusiasmo de los suyos. Lo más interesante del debate no fueron los discursos, sino la intensidad de los aplausos. La rivalidad no era retórica, era carismática.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia