pincho de tortilla y caña
Los amores vecinos
La Navidad no es el mejor momento para recordar al hombre que va a morir por nosotros, sino al hombre que ha nacido para enseñarnos a vivir
Adviento (13/12/2023)
Borregos (6/12/23)
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónAlgo extraño y doloroso tiene que estar pasando en mi vida para que a cuatro días de Nochebuena ande yo más atento al ruido que viene de fuera que al íntimo susurro que desde hace años procura hacerme entender, sin demasiado éxito, en qué consiste el verdadero espíritu de la Navidad ... .
Sánchez ha puesto mazapanes amargos en mi mesa. La noticia de la paz que anuncian estas fechas contrasta con la realidad de una España que amaga con alzarse contra sí misma. España es mi lugar en el mundo. Por eso me importa. La crispación es la negra nube que la amenaza. Por eso me inquieta. Nada hay más contrario al espíritu de la Navidad que la contienda. En 1914, durante la Primera Guerra Mundial, las tropas alemanas comenzaron a decorar sus trincheras con adornos navideños. Luego cantaron 'Noche de paz' y las tropas británicas, en las alambradas de enfrente, respondieron con un villancico en inglés. Al rato intercambiaron whisky por cigarrillos en tierra de nadie y al final acabaron disputando un partido de fútbol como gesto pacífico de buena voluntad. No imagino al Gobierno y a la oposición haciendo estos días algo parecido. Dice mi amigo José Luis Garci que el problema de España es que no nos queremos. Y creo que tiene razón. No hemos aprendido la gran lección que esconde el misterio de la Navidad.
A pesar de que las homilías de carril de estos días suelen insistir en que miremos al Niño como al redentor que ha venido a salvarnos, a mí me cuesta verlo de esa manera. La Navidad no es el mejor momento para recordar al hombre que va a morir por nosotros, sino al hombre que ha nacido para enseñarnos a vivir. Y su primera lección, en la humildad de un pesebre, fue la de enseñarnos a compartir la vida con quienes tenemos más cerca. Los primeros que acudieron a abrazarle cuando nació fueron los pastores que estaban en Belén. Es el afecto de los próximos el que debemos priorizar por encima de otros. Por eso duele tanto la distancia, en ocasiones irreversible a causa de la muerte, que nos aleja de las personas a las que más queremos. Nada hay tan desgarrador como estar alejado de los afectos que han dado luz a nuestra vida. Y nada más difícil, muchas veces, que acoger como propios los amores vecinos. La metáfora que mejor me ayuda a explicarlo es la cena en casa de mis suegros. Por mucho afecto que les tenga, mataría a la mayoría de mis cuñados y a un buen puñado de mis sobrinos. No hablan, vociferan. Se crecen frente al barullo. Son placas tectónicas en movimiento continuo. Y además no saben conversar. Mis pensamientos no suelen ser afluentes de los suyos. Si pudiera elegir, ellos no serían mi primera opción. Pero son los míos. Ellos son quienes tengo cerca. Hoy, aquí y ahora. Pincho de tortilla y caña a que ellos piensan lo mismo de mí. Durante la cena no hablaremos de política. En realidad no hablaremos de nada. Pero, en tierra de nadie, haremos un gesto de buena voluntad.
Límite de sesiones alcanzadas
- El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a la vez. Por favor, inténtalo pasados unos minutos.
Has superado el límite de sesiones
- Sólo puedes tener tres sesiones iniciadas a la vez. Hemos cerrado la sesión más antigua para que sigas navegando sin límites en el resto.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete