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pincho de tortilla y caña

Más allá de la pancarta

Aunque Mazón hubiera estado en su sitio el día 29, la tragedia no se habría podido evitar

Más caña

Los trompeteros del apocalipsis

Luis Herrero

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El recuerdo de la tragedia está donde la izquierda quería. Un año después, el clamor que se escucha en la calle –distinto al que se escucha en muchos hogares valencianos, por cierto– es el de «Mazón, dimisión». A efectos de opinión pública, el pliego ... de acusaciones por lo ocurrido se reduce casi en exclusiva a esa consigna patibularia, entonada con el entusiasmo visceral que los coreógrafos de la oposición valenciana han sabido llevar a escena. Y hay que reconocer que si tal hecho es posible se debe, sobre todo, al hecho lamentable de que el presidente valenciano se haya empeñado en seguir en su cargo, en contra de lo que dicta el más elemental sentido común. Doce meses después sigue sin aclarar qué diablos hizo desde que finalizó la célebre comida de El Ventorro, a las seis y media de la tarde, hasta que llegó al Cecopi dos hora después. Que muchos pueblos se estaban inundando era un hecho conocido y que mucha gente corría riesgo de morir, también. Pero el paradero de Mazón sigue siendo un misterio.

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