pincho de tortilla y caña
Más allá de la pancarta
Aunque Mazón hubiera estado en su sitio el día 29, la tragedia no se habría podido evitar
Más caña
Los trompeteros del apocalipsis
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Iniciar sesiónEl recuerdo de la tragedia está donde la izquierda quería. Un año después, el clamor que se escucha en la calle –distinto al que se escucha en muchos hogares valencianos, por cierto– es el de «Mazón, dimisión». A efectos de opinión pública, el pliego ... de acusaciones por lo ocurrido se reduce casi en exclusiva a esa consigna patibularia, entonada con el entusiasmo visceral que los coreógrafos de la oposición valenciana han sabido llevar a escena. Y hay que reconocer que si tal hecho es posible se debe, sobre todo, al hecho lamentable de que el presidente valenciano se haya empeñado en seguir en su cargo, en contra de lo que dicta el más elemental sentido común. Doce meses después sigue sin aclarar qué diablos hizo desde que finalizó la célebre comida de El Ventorro, a las seis y media de la tarde, hasta que llegó al Cecopi dos hora después. Que muchos pueblos se estaban inundando era un hecho conocido y que mucha gente corría riesgo de morir, también. Pero el paradero de Mazón sigue siendo un misterio.
Los alcaldes pedían ayuda a través de los medios de comunicación, los bomberos no daban abasto, las riadas ganaban altura a velocidades vertiginosas, pero el presidente de la Generalitat seguía sin dar señales de vida en un lugar que fuera visible para las personas que necesitaban sentirse protegidas. Esa conducta infame, impropia de un mandatario público responsable, justifica con creces el clamor de estos días. Mazón, dimisión. Yo mismo lo coreo en mi fuero interno. Ahora bien, que la exhibición de esa pancarta sea pertinente no significa que no se esté utilizando para tapar el fondo del problema. Por eso es Mazón doblemente torpe. Si él ya no fuera presidente de la Generalitat, si se hubiera quitado de en medio cuando tocaba, ¿qué estaría gritándose estos días en Valencia?, ¿dónde se habría colocado el foco de la protesta?
Todo aquel que esté movido por la buena fe sabe de sobra que aunque Mazón hubiera estado en su sitio el día 29, la tragedia no se habría podido evitar. Hay problemas estructurales que llevan demandando una solución urgente desde hace décadas. Y no me refiero solo a las infraestructuras –que son la parte del león de los pecados sin redimir– sino también al cutre sistema de alertas que adquirió la Confederación Hidrográfica por no querer rascarse el bolsillo y al discurso mendaz de los ecologistas de baratillo que afirman que a la naturaleza hay que dejarla campar a sus anchas. Tienen más culpa de lo que pasó los burócratas que han retrasado la ejecución de las obras, los ineptos responsables del dominio hidráulico del Júcar y los ambientalistas de pacotilla que el indigno Mazón. Ah, y antes de que se me olvide también incluyo en la lista de culpables a la juez que investiga el caso. Ella no hubiera podido evitar la tragedia de la dana, desde luego, pero pincho de tortilla y caña a que si hubiera hecho una instrucción adecuada habría identificado a todos los responsables que deberían sentarse en el banquillo, y no solo a los estúpidos paganos que pasaban por allí.
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