pincho de tortilla y caña
Adviento
Diciembre no se cansa nunca de urgir nuestros deseos, aunque confieso que cada vez me cuesta más seguirle el ritmo
Borregos (6/12/23)
De penalti (29/11/23)
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Iniciar sesiónNoé supo que el diluvio había terminado porque la paloma que envió a explorar el terreno regresó con una rama de olivo en el pico. Yo sé que las turbulencias del arranque de la legislatura han quedado atrás porque Pedro García Cuartango ha vuelto a ... escribir columnas sobre las hojas de otoño. La vida sigue. Las expectativas incumplidas y los turbios tejemanejes de Sánchez para conservar el poder ya son agua pasada. Hay que encarar el Adviento, que es tiempo de espera, y escribir de nuevo la carta a los Reyes Magos con la firme esperanza de que, esta vez, nos traigan al fin lo que hemos pedido. Diciembre no se cansa nunca de urgir nuestros deseos, aunque confieso que cada vez me cuesta más seguirle el ritmo. De momento ya ha pasado el puente de la Purísima y no he puesto el árbol de Navidad. Mis padres solían aprovechar el día festivo de la Inmaculada para bajar del altillo las figuritas del belén y los adornos navideños y yo he procurado seguir esa tradición familiar que, de alguna manera, marcaba el comienzo de la cuenta atrás hacia los días más esperados del año. Cuando creces en el seno de una familia católica te esfuerzas por entender lo que con tanto ahínco tratan de enseñarte tus padres: que la ilusión del Adviento no debe proyectarse sobre las cosas materiales que forman parte de su liturgia, sino sobre el significado espiritual de lo que simbolizan. Pero, con todos mis respetos, esa lección no está al alcance de los más pequeños. Cuando yo arrancaba las hojas del calendario relleno de chocolate que mi madre colgaba en la pared de mi cuarto lo que buscaba era el bombón de cada día y no me planteaba disquisiciones más elevadas. Luego llegaba el catálogo de juguetes de El Corte Inglés, empezaban a circular las cestas de Navidad y los aromas irresistibles de la cocina invadían todos los rincones de la casa. A ver quién era el guapo que, en esas circunstancias, se paraba a considerar misterios de más hondura.
Ahora sé que si pudiera volver a aquella época, en la que todo estaba por descubrir, cambiaría cualquier regalo material, aunque fuera el Scalextric, por poder volver a abrazar a las personas que se han ido, por darle otra oportunidad a los brindis que se perdieron por el camino o por hacer realidad los ruegos que inspiraron mis plegarias. Tampoco en estas circunstancias es fácil pararse a considerar misterios de más hondura. La naturaleza de los deseos es un enigma que nunca acabamos de descifrar. Ni de pequeños ni de adultos. Lo cierto es que los delincuentes del 'procés' se van a ir de rositas, que la extrema izquierda se queda en el Gobierno, que la enfermería del Madrid sigue atestada de bajas y que el 'Napoleón' de Ridley Scott ha salido rana. Pero nadie dijo que el Adviento trae solo promesas terrenales. Las más importantes no se refieren a este mundo. Pincho de tortilla y caña a que si lo analizamos mejor seremos capaces de percatarnos de lo que está a punto de suceder.
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