café con neurosis
La tripe, y fatal, coincidencia
Por si fuera poco este desastre del Dúo de los Engreídos, Pedro I, El Mentiroso, ha salido a poner cara de asco a lo del rearme
Les he perdido el respeto
¿Rearme? ¡Uf, qué asco!
La mayoría de los ciudadanos europeos estamos sometidos a las decisiones, imprevisibles y soberbias, de Donald Trump (El Gran Fanfarrón), y Putin (El Psicópata Invasor). Pero los europeos que vivimos en España, además de la doble coincidencia que ya hemos comenzado a sufrir, debemos ... añadir otra tercera, y es que nos gobierna Pedro I, El Mentiroso. ¿Qué puede salir bien?
La reacción de la UE en 2014, ante la invasión de Crimea por orden del Psicópata Invasor, fue de una prudencia tan obsequiosa y cortés que, luego, casi todos –a toro pasado, y como buenos profetas del pretérito– hemos considerado que alimentó la invasión de Ucrania. Esta vez sí, la UE se lo tomó en serio, y los Estados Unido de Biden, también. Además, los países que ayudaban a plantar cara al Psicópata Invasor formaban parte de una OTAN fuerte y unida, y aunque el imperialista ruso mencionaba las armas nucleares, todos sabíamos que, si se empeñaba en intentar tal disparate, algunos militares rusos sería difícil que se lo permitieran.
Estábamos en tablas, y a punto de ganar, cuando millones de estadounidenses –posiblemente los mismos que salieron a manifestarse en su contra el pasado sábado– votaron al Gran Fanfarrón como presidente, y el boquirroto anunció que en 24 horas llevaba la paz a Ucrania. A Ucrania no ha llegado la paz, sino al ánimo alicaído del Psicópata Invasor, considerado un amigo de Estados Unidos, y el desasosiego se ha instalado en Finlandia, Polonia y otros vecinos del invasor ruso, porque aquella OTAN, fuerte y unida, aparenta estar en periodo de liquidación. Y los aranceles, claro, donde además de tener que invertir dinero en armamento, nos convertirá en más pobres por una recesión provocada con premeditación y alevosía.
Por si fuera poco este desastre del Dúo de los Engreídos, Pedro I, El Mentiroso, ha salido a poner cara de asco a lo del rearme, y ha vuelto pronunciar parte del sermón de la pandemia: «Vamos a salir más fuertes», según señalaba con razonable espanto, ayer, en estas páginas, Ignacio Camacho.
Si en la Moncloa estuviera Felipe González, o José María Aznar o Mariano Rajoy, nuestra preocupación sería tan importante como normal, adecuada a las circunstancias, pero es que si, además de no saber las tropelías que pueden incidir en nuestro presente y futuro el Dúo de los Engreídos, debemos añadir un tercero, tan activo y fatuo como Pedro I, El Mentiroso, cualquier signo de optimismo no va a ser una exageración, sino una locura.
Al final nuestra gran esperanza reside en que el Prófugo huido a Bélgica, promotor de muchas de las decisiones del Gobierno español, sospeche de la amistad rusa, a la que ya pidió ayuda. Pero no lo creo: le produce más repugnancia formar parte de España que ser una futura autonomía de Rusia.
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