CAFÉ CON NEUROSIS
Renace el boicot
Ha comenzado, de nuevo, una reacción de rechazo a los productos catalanes, que a mí me parece injusta, pero que entiendo
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Hace unos años, los empresarios catalanes, asustados ante el boicot a sus productos, que había surgido en toda España, acordaron un pacto de silencio, y no hablar de él, porque quejarse empeoraba la crispación. Rompió el pacto José Luis Bonet, presidente de Freixenet, con ... una entrevista en el 'New York Times', donde declaró que Cataluña era una parte esencial de España, acorde con su manera de pensar, que no es secesionista. A partir de ahí, no había presidente de una gran empresa, radicada en Cataluña, al que no le preguntaran, fuera del territorio autonómico, su posición ante el secesionismo.
Todos los movimientos nacionalistas tienen un origen burgués: el vasco, el catalán, el nazismo germánico, y el nacionalsocialismo de José Antonio Primo de Rivera. Luego, se disfraza de proletario (José Antonio hasta eligió el mono azul del trabajador manual como uniforme) pero en la raíz carlista del PNV están las familias de Neguri, como en el nacionalismo catalán están las privilegiadas familias de la industria textil, y digo privilegiadas, porque ya en el siglo XIX se obligaba a todos los españoles a comprar tejidos y telas catalanas, que eran hasta siete veces más caras que las inglesas.
Las casi tres mil empresas, que cambiaron su domicilio fiscal de Cataluña y lo trasladaron a otras autonomías, no lo hicieron por una declaración de rechazo al nacionalismo, sino como una defensa de la cuenta de resultados, porque está bien esto del nacionalismo, pero sería una estupidez arruinarnos.
Ante la incesante concesión de Pedro I, 'El Mentiroso', a las exigencias secesionistas para que le den su voto, y no tenga que abandonar el colchón de la Moncloa, ha comenzado, de nuevo, una reacción de rechazo a los productos catalanes, que a mí me parece injusta, pero que entiendo, porque ante la humillación permanente, el desprecio constante, la evidencia de que la desigualdad económica y legal se esfume, cada uno reacciona con la misma emoción y falta de racionalidad con la que actúa el nacionalismo, que todavía no se pregunta porqué su banca más importante tributa en Alicante.
Hasta comienzan a circular por la red noticias falsas para verificar la procedencia de las mercancías, a través del código de barras. Repito que me parece injusto, porque esta situación perjudica a la mayoría de catalanes-españoles que no son secesionistas, pero también entiendo que el Gobierno en funciones no puede prohibir que los consumidores españoles compren lo que quieran. Creo que, si pudiera, lo llegaría a hacer, pero estamos lejos del XIX, aunque el secesionismo nos empuje hacia él con ardor y entusiasmo, y ni siquiera el peor ministro de Interior que hemos tenido desde la Transición puede ordenar, a policías y guardias civiles, que vigilen y denuncien a los que no compren productos de Cataluña. Es injusto el boicot. Pero renace.