café con neurosis
Prófugo cum laude
Pasará tiempo hasta conozcamos los nombres y apellidos de los importantes cómplices de la nueva fuga de Puigdemont
La gaseosa y el sifón
El regreso del Prófugo
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Iniciar sesiónNi en Bélgica, ni en los países próximos, existe una Facultad de Ciencias de la Huida. Pero el Cobarde Prófugo ha estado durante siete años escapado de la Justicia, y se ha convertido en un Licenciado en Evasión. Le faltaba el doctorado. Ya se ... sabe que el doctorado requiere, al principio, la ayuda de algún catedrático que guíe en la materia, y señale las tesis ya publicadas, y apunte caminos nuevos y originales. Todo doctor universitario ha recibido ayuda, aunque –excepcionalmente– algunos prefieren el plagio grosero, lo que les convierte en objeto de rechifla, cuando el fraude se descubre. No es el caso. Aquí, el nuevo Doctor en Fugas, cum laude, ha sido original, y lo que ignoramos, hasta ahora, es el tipo de ayudas que ha recibido. Se sabe algo de documentalistas modestos, como algún escolta, pero un doctorado tan original, que ha llevado a España a las portadas de los diarios más importantes del mundo occidental, requiere apoyos mucho más notables.
Hace unas pocas semanas, nuestro vecino francés pidió ayuda a España, para la vigilancia de los Juegos Olímpicos, porque la Policía francesa colabora con la Policía Nacional y la Guardia Civil, y sabe de su eficacia. No es posible que, en unas pocas semanas, las Fuerzas de Seguridad del Estado español pasen, de ser consideradas valiosas y eficientes, a parecer responsables de uno de los mayores ridículos policiales de este siglo.
Y es que el ridículo se basa en el anuncio –con cencerrada, bombo y platillo– de su regreso; la aparente inoperancia de la frontera; la constatación de su retorno, la celebración de un mitin, y la desaparición mágica... aunque la magia, en una época de drones, helicópteros, y agentes expertos, es absolutamente imposible.
En 1993, cuando el que había sido director general de la Guardia Civil, Luis Roldán –convertido en malversador– fue apartado de su cargo, el ministro de Interior, Antoni Asunción, dimitió. Había sido director general de Instituciones Penitenciarias, y había llevado a cabo la notable labor de desperdigar los presos vascos por diferentes cárceles españolas, evitando la mafiosa presencia de los asesinos, concentrados en las prisiones vascas.
Hoy, el ministro de Interior, ha llevado a cabo todo lo contrario: ha reagrupado a los asesinos etarras en las cárceles vascas, les ha dado la llave a los políticos autonómicos, y se celebran homenajes a los asesinos, sin que al titular, Grande-Marlaska, se le mueva un pelo. Y, naturalmente, no ha dimitido, porque la dignidad de aquel ministro de Felipe González, la tuvo Marlaska, pero la ha destrozado con su servilismo a Pedro I, El Mentiroso.
Pasará tiempo hasta conozcamos los nombres y apellidos de los importantes cómplices. Y dará igual. Porque Salvador Illa se ha puesto el uniforme de mayordomo, y le ha dicho a su señorito: «La Generalitat está servida, señor».
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