café con neurosis
Cuidado con la gallina
Cerca de 85 millones de personas visitarán España este año, y estamos a punto de recibir más turismo que en Francia, pasando a ser el país más visitado de la Unión Europea
La leal mentirosa
La ética desnortada
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Iniciar sesiónAhora que las aletas de goma ya se han guardado en el cuarto trastero, y los trajes de baño están a punto refugiarse en el baúl del olvido, convendría reflexionar sobre la gallina turística, cuyos huevos ignoro si serán de oro, pero nos ayudan a recaudar unos 187.000 millones de euros, con lo que podemos pagar las pensiones a los más de 9 millones de jubilados ... , y aun sobran unos cientos de millones para otras cosas.
Las protestas contra la masificación del turismo tienen sus motivos, por supuesto, pero un turista es un ciudadano como usted o como yo, que vive en otro país, y nos visita por placer o por curiosidad. Lo mismo que hacemos nosotros, cuando nos vamos a París, o a Nueva York, o al Algarve portugués.
Cerca de 85 millones de personas visitarán España este año, y estamos a punto de recibir más turismo que en Francia, pasando a ser el país más visitado de la Unión Europea, y el segundo del mundo, detrás de Estados Unidos.
Y esto tiene sus inconvenientes, claro. No podemos ir a la Alhambra, cuando nos apetece, ni entrar al Museo del Prado, ni visitar las cuevas de Altamira sin una cita previa. Además, en algunas ciudades, como Madrid, los pisos turísticos han desbaratado la convivencia de vecinos, y en la puerta de al lado, ya no está doña Rosa –a la que conocíamos de toda la vida– sino unos personajes, diferentes cada semana, que si tienes que compartir con ellos el ascensor te aplastan con la mochila.
Y habrá que regular, y legislar, pero –¡cuidado!– no nos pasemos de protesta, porque esta es una labor que comenzó un tal Manuel Fraga Iribarne –«Spain is different»– y nos permitirá seguir pagando las pensiones a los más de 9 millones de jubilados.
Si nos quejamos de la invasión de los emigrantes africanos, porque son pobres e ilegales, y de los turistas legales, porque son demasiados, y nos gustaría que fueran menos y más ricos, a ver si tenemos que ir al médico o al sociólogo para que nos examine.
De la protesta al desagrado, y del desgrado al odio más o menos soterrado, sólo hay unos pocos escalones. Y el turista suele ser un cliente susceptible, y cuando observa, ya no simpatía y amabilidad, sino desdén, puede que comience a pensar en otros lugares más agradables.
Yo mismo evito Suiza, porque le pides la cuenta al camarero, y te observa como si le estuvieras molestando con la petición de una limosna. Y me agrada toda Baviera, y Múnich, porque entras en una cervecería y te reciben como si fueras un cliente de toda la vida.
Sería maravilloso que los turistas nos enviaran su dinero a cambio de unas postales, sin venir aquí. Y, si insistimos, morirá la gallina.
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