CAFÉ CON NEUROSIS
La gaseosa y el sifón
La gaseosa, o sea, Salvador Illa, ha dicho que la discriminación fiscal que van perpetrar no va contra nadie
El regreso del Prófugo
El raciocinio dentro, a causa del calor
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Iniciar sesiónTanto el agua de gaseosa como el agua de sifón son aguas carbonatadas, donde el ácido carbónico se descompone en dióxido de carbono, y se forman burbujas. A la gaseosa se le suelen añadir sustancias aromáticas y algo edulcoradas, mientras el sifón conserva su acidez ... primigenia.
El Partido Socialista Catalán (PSC) es la gaseosa, mientras Esquerra Republicana (ERC) viene a ser el sifón. El PSC parece una especie de franquicia del PSOE, pero tiene vida propia y cuando, ante el golpe de Estado, el PSOE aceptó que se aplicara el artículo 155 y se anulara la autonomía de la que gozaban los golpistas, un sector de los socialistas catalanes sufrió lo indecible, porque en espíritu están mucho más cerca de ERC que del socialismo ortodoxo, que en cualquier otra parte del mundo reniega de los nacionalismos, casi siempre de derechas. Más aún, en vísperas de aplicarse el artículo 155 los socialistas catalanes (Icetas, Illas y demás familia) le decían a Ferraz que se resistiera, porque «la puesta en marcha del artículo 155 provocaría un aumento del porcentaje de nacionalistas». Lo que provocó fue una actividad terrorista en la calle, pero no un aumento electoral, ni por la huida del Cobarde Prófugo, ni por la entrada en la cárcel de algunos responsables del intento del golpe de Estado, como se pudo comprobar en los resultados electorales posteriores.
En el intento de golpe de Estado de 1934, ERC y PSOE fueron juntos, y Lluís Companys, la víspera, el 6 de octubre de 1934, apoyó un golpe brutal, donde los golpistas destruyeron diecisiete iglesias, casi medio centenar de edificios religiosos, decenas de fábricas y edificios públicos, amén de asesinar a unos trescientos militares y policías y a una treintena de sacerdotes. No triunfó el golpe, pero los cabecillas no pasaron en la cárcel ni siquiera dos años, porque en las elecciones de 1936 el PSOE se comportó como una premonición del Nicolás Maduro de hoy: falsificó las elecciones y sacó de la cárcel a los responsables de la cruel intentona, que asesinó a más de tres centenares de personas y causó un desgarro que dividió a España en dos.
Hoy, en esa división, la gaseosa y el sifón se mezclan para una investidura que ahondará la zanja de separación entre una España y otra. La gaseosa, o sea, Salvador Illa, ha dicho que la discriminación fiscal que van perpetrar no va contra nadie. Seguramente, habrá consultado al comité de expertos económicos, que deben de ser tan reales como aquel comité de expertos en Covid que nunca existió. El Cobarde Prófugo, que se ha quedado en agua del grifo, quiere volver. Y será detenido. Y nunca se sabe qué sucederá, porque el destino descansa en las rodillas de los dioses. Los del 34 pasaron menos de dos años en la cárcel. ¡Ánimo, Prófugo!
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