la barbitúrica de la semana
Poderoso caballero es don Dinero
Ya lo escribió Quevedo. Y no pudo decirlo más claro: ya sea doblón o sencillo, poderoso es don Dinero. Sin los escudos reales –los de las monedas, la plata, los cobres– no hay escudos de armas nobles. Es el metal el que hace fiero ... al cobarde en cuestión de segundos. Del Siglo de Oro hasta aquí, poco ha cambiado. El progreso es ir hacia atrás.
Estos últimos días nomás, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado su guerra arancelaria de la forma más estrepitosa, atrabiliaria y accidentada posible.
A empellones pasó Trump de jactarse sobre los países que venían a besarle el culo –el pálido trasero según Rafa Latorre– a dar marcha atrás y congelar durante noventa días su abracadabra financiero. Pata de cabra, para todos. A China le dejó un 145 por ciento de peaje, pero al resto se los bajó de golpe –en realidad quedaron en un 10 por ciento universal– para que no se le resintieran todavía más los mercados. La Casa Blanca pinta naranja. Entre esperpéntica y titiritera. Del sueño al delirio americano.
Le valen al de Mar-a-Lago los 'aranceles de necedades' del siglo XVI, pues pocas veces se ha visto un liderazgo tan estrafalario y grotesco: alguien que igual azuza un bolígrafo gigante, blande un palo de golf y da caza a los inmigrantes como mete el rabo entre las piernas según suba o baje el mercado de los bonos. Poderoso Caballero es don Dinero si al magnate lo hace retroceder y convierte al más progresista en adorador de asesinos y truhanes.
Bien ceremonioso y solemne se mostró el presidente de Gobierno español, Pedro Sánchez, ante la tumba de Ho Chi Min. No importa que el de Vietnam haya matado a tantos o incluso a más que el que el dictador que él sacó de Cuelgamuros, ¡qué va! Donde se dijo una cosa se rellena con otra, porque, aunque venga de la China dictatorial, el dinero da y quita el decoro y quebranta cualquier fuero o condena, por longeva que sea.
De ese mismo hilo –el del oro de Moscú o el de Nicolás Maduro– salen varias cabuyas: por dinero y gracias al dinero el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en patrocinador de sátrapas y especialista en perpetrar cualquier clase de paz, al precio que sea y en las condiciones menos dignas. Sepultureros de ideas a cambio de unas buenas monedas. Así da gusto pasar la gorra en nombre de la Alianza de Civilizaciones.
El dinero todo lo puede y todo lo corroe. Bastaron a José Luis Ábalos las arcas del Ministerio de Fomento y los favores de Aldama para dar rienda suelta a sus caprichos de alcoba y sus no pocas extravagancias de bragueta, si hasta en furgoneta llevó a las prostitutas desde Valencia hasta Teruel. Feminismo de lupanar. Socialdemócratas de alcabala. El dinero todo lo puede: corrompe al primitivo en su más avezada simpleza. Al magnate lo vuelve emperador, y al progresista, corruptor. Razón llevaba don Francisco de Quevedo: poderoso caballero es don Dinero.
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