la barbitúrica de la semana
Ahora nadie se bate en duelo
Pombo, más cervantino que nunca, habló de la fragilidad de España
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Aun postrado en la silla de ruedas, Álvaro Pombo sigue en pie de guerra. No hay quebranto que le quite la voz, aunque tenga que usar la de otro para hacerse escuchar. En su discurso para recibir el premio Cervantes, el académico de la ... Española y novelista apretó la tecla más sonora de las 'Novelas ejemplares' cervantinas. Halló Pombo en 'El licenciado Vidriera' un espejo para mostrar la fragilidad propia y ajena.
Glosó Álvaro Pombo la imagen del joven Tomás Rodaja convertido en quebradizo despojo al creerse hecho por completo de vidrio. Cuando se está poseído por la desazón, tomado por el miedo, las ciudades, las familias, los países, el cuerpo y hasta el ánimo se vuelven de cristal. Rompen como olas y se rompen como hojuelas los ciudadanos si la indefensión los habita. Frágiles el Miguel de Cervantes que lo escribió y el Álvaro Pombo que quiso hacer de él un exordio.
Lo cervantino nos hace propensos a vivir con el otro y hacia el otro. Pombo ha mostrado en su recepción del premio ese poso de los que no renuncian ni siquiera a la constatación de la mengua. Dijo el escritor: «Una narrativa de la fragilidad no tiene por qué ser una narrativa fragilizada o rompible. Puede ser tan inquebrantable como el propio texto de 'Don Quijote de La Mancha', o, mejor aún, como el propio texto de 'El licenciado Vidriera'. La fragilidad inquebrantable del Quijote cuando se expresa así: 'Dios lo remedie; que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más'».
Lo suyo jamás han sido las beaterías ni la corrección, por eso Álvaro Pombo va por la vida como un vizconde en invierno, dueño y señor de un universo donde los libros de Heidegger montan guardia y la literatura preside el mundo sin renunciar a él. Nacido en Santander, en 1939, Pombo se marchó muy joven a Londres. Filósofo, escritor y provocador, ha mostrado siempre un lado excéntrico. Alguien capaz de convertir lo frívolo en serio, lo individual en reflejo de lo colectivo y la pulsión política en gesto personal. Tanto en 2008 como 2011, fue cabeza de lista por Madrid para el Senado por el partido político UPyD. En aquellos días andaba Pombo micrófono en mano. Hoy apenas tiene voz. Su salud es precaria.
Acertada o no, aquella incursión política fue una forma de batirse en duelo. La crisis económica de 2008 dejó a la vista el pantano que Rafael Chirbes describió en su novela 'En la orilla'. Que fuese o no a cambiar las cosas no es, en el caso de Pombo, la centralidad del asunto, sino el espíritu que lo anima: hacernos ver la grieta en el cristal. Al recibir el Cervantes, habló Pombo de miserias que nos competen. «Ahora nadie se bate en duelo por su honor ni por el honor de España ni por el del tato. Nos hemos convertido entre 'influencers' y mercachifles». Tiene razón Pombo, aunque necesite la voz de otro para hacérnoslo notar.
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