Sala de máquinas
Olvidado Azorín
Avecinó en Madrid como anarquista para después volverse un espíritu liberal, conservador e indulgente
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Azorín, de lejos, es la firma más importante de la historia de ABC. Su periodista más insigne. Y sin embargo, Luis María Anson alguna vez ha contado la razón incomprensible por la que nunca llegó a recibir el Cavia, conforme a lo que en Cádiz ... llamarían un cajonazo. Luego fue peor, porque Azorín sin duda es hoy un gigante bárbaramente olvidado por la cultura dominante. Amorós recuerda en la Tercera la clave de su escritura según nos enseñaron en el colegio: decir una cosa después de otra. Aquel señor de pueblo, de Monóvar, recriado en la Facultad de Leyes de Valencia («donde la vida era dulce, muelle»), que avecinó en Madrid como anarquista para después volverse un espíritu liberal, conservador e indulgente, que entendió a los españoles del centro y de la periferia («el matiz lo es todo en la vida») y practicó un estilo limpio, claro y agudo: «Nuestro concepto de España es una creación de la cultura, formada después de la guerra de la Independencia por los ferrocarriles y los periódicos«. Así fue y así sigue.
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