sala de máquinas

La malversación continúa

De lo que se va conociendo en Valencia se descubre una ironía lacerante. La corrupción electoral afecta especialmente a la campaña municipal de Carmen Alborch contra Rita Barberá

No hicieron falta ni 24 horas. Fue el lapso de tiempo entre que Pedro Sánchez justificara la neutralización del delito de malversación (porque según él ya no existe corrupción en España) y que emergiera una contabilidad B en el socialismo valenciano. Y unas horas después ... una histórica dirigente andaluza, del mismo partido que Sánchez y Griñán, entraba en prisión condenada por el caso de los ERE. Y acto seguido, la UGT, hermana del PSOE, se compromete a devolver 36 millones de euros cobrados indebidamente de la Junta de Andalucía. De malversación, de momento, no vamos faltos, incluyendo al partido socialista y sus baronías. De lo que se va conociendo en Valencia se descubre una ironía lacerante. La corrupción electoral afecta especialmente a la campaña municipal de Carmen Alborch contra Rita Barberá; fue la última vez que los socialistas intentaron ganar a la alcaldesa popular en las urnas, tras el enésimo fracaso desistieron y prefirieron usar los juzgados contra ella. Delito de hipocresía, malversación aparte.

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