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LA TERCERA

Como cajas de Cornell

«Joseph Cornell fue único gran surrealista que dio Norteamérica. Era un viajero inmóvil. Jamás viajó a Europa, y en consecuencia no pisó París, del que, sin embargo, vía los libros y los discos, lo sabían casi todo. Por decirlo recurriendo al título de un libro del gran Mario Praz, 'el mundo que vio el pintor' era pequeño»

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CARBAJO

JUAN MANUEL BONET

Hace exactamente treinta años, durante una estancia en Nueva York, un día, nada más despertarme, le dije a Monika: «Se me acaba de ocurrir un libro de poemas que serían glosas de una serie de cajas de Joseph Cornell. Vamos a pasarnos por Books & Co., ... la librería que está casi al lado del Whitney, y voy a comprarme una monografía sobre él que vi ahí hace unos días, y que puede servirme». Allá que nos fuimos, y la compré. (La librería, estupenda, cerraría en 1997). Después habíamos quedado con una amiga española, precisamente en el Whitney, para visitar las dos exposiciones más contrapuestas que imaginarse quepa, la de la silenciosa Agnes Martin, y la de Jean-Michel Basquiat, ruidoso, y a la vez capaz de equilibrio, dentro de la furia. Probablemente yo, que me repito mucho, sentenciara el asunto recurriendo a una de mis frases francesas favoritas, «hace falta de todo para hacer un mundo».

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