Venezolanos: arriba los corazones

Le pregunto a alguien que la conoce desde niña: «Corina era una niña pija, una hija de papá, millonaria de familia, pero observa hoy: puro coraje, inteligencia y valor, todo por su pueblo. Una gratísima sorpresa que no se va a dar por vencida. Y Edmundo tampoco». Hablo también con Antonio Ledezma, exalcalde de Caracas exiliado en Madrid, que acudió a ‘El Cascabel’ el lunes. Le pregunto por tan desasosegante comunicado: «En Venezuela hay delito de opinión y, si uno se pasa, lo paga con un carcelazo. Canal de televisión que invite a María Corina recibe un multazo, línea aérea que le vende boleto es sancionada… a ella la golpearon».

¿Y él? Le preguntó a otro líder venezolano también exiliado: «Él es un diplomático que no está acostumbrado al ajetreo de la política. El sátrapa le atacaron a la familia, y él es un hombre familiar. Llevaba un mes y medio escondido y el ‘clandestinaje’ es peor que estar preso. Estará callado hasta que le reciba Pedro Sánchez».

Incluso aquí en España, Edmundo debe estar a buen resguardo, lejos de posibles venganzas fuera de tierras venezolanas, que las hay. La pregunta es inevitable: ¿se acabó? ¿‘game over’? ¿ha ganado Maduro? Los opositores lo niegan: «El trabajo de aquí a diciembre es mantener la presión y que Edmundo llegue a Caracas el 10 de enero». ¿Será posible? Me cuentan que después de que González cumpla los trámites de rigor en España, iniciará una ronda en otras partes del mundo. Le insisto a Ledezma, y él exige: «Le pido a España que lidere el petitorio para que se reconozca la victoria de Edmundo, que es la victoria de Maria Corina».

Sea lo que sea, hace falta mantener prietas las filas (la unidad) y alta la moral de la tropa : le pido a Ledezma que me convenza: «Hemos enterrado a Maduro en una montaña de votos, lo hemos logrado a pesar de las pistolas. El pueblo se rebeló cívicamente. Cómo vamos a estar derrotados. Lo que le queda a Maduro es la cachiporra. Mantengan arriba sus corazones. La opción no es rendirse. Por supuesto que es difícil, porque estamos luchando con un gorila que no duda en torturar niños. Pero ganaremos.

Le pido a Enrique Alvarado, embajador de Guaidó residente en España, que me explique por qué ese comunicado: «Es una carta de agradecimiento a Venezuela, la lucha continua desde el exilio». Ojalá sea verdad, y no como Delcy Rodríguez, que es, como se dice allá, «más falsa que un billete de siete».