hay que vivir
Trump, Maduro y la operación torniquete
Sólo el presidente de Estados Unidos puede asfixiar el régimen venezolano para que no pueda mantener su aparato militar y policial
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El PSOE, populismo «de manual»
La ausencia de Edmundo González en Caracas el pasado 10 de enero fue una decepción, pero hay que perseverar. Su mano derecha, Antonio Ledezma, lo explica transmitiendo sosiego: «No sé daban las circunstancias». Tiene razón, y es fácil ponerse en sus zapatos, pero lo ... habían prometido y los venezolanos que permanecen en sus país tienen que tragarse la frustración sin nada que llevarse a la boca. Pero no todo está perdido y toca perseverar. Cabe preguntarse desde cuándo supo González que no tomarían posesión, tal vez desde el principio, pero buscar esta respuesta nos obliga a llorar sobre la leche derramada.
La siguiente operación tiene un nombre y un apellido: Donald Trump. Es curioso, porque en los meses previos a las elecciones norteamericanas la oposición venezolana estuvo más cerca de Biden y los demócratas. Fue un error, hasta el punto que cuando Edmundo González viajo a Estados Unidos a principios de enero –justo antes de la toma de posesión– se vio con Biden, pero Trump no le recibió. Me lo explicó Isilio Arriaga, amigo desde la infancia del nuevo presidente norteamericano: «Siento que hay un poquito de frialdad, porque creo que María Corina y Edmundo pusieron todos los huevos en la canasta de los demócratas. Ahora se están dando cuenta de que cometieron un error y están buscando a ver por dónde entran». La buena noticia es que Trump ha decidido intervenir. La detención de Marina Corina Machado fue el desencadenante: «¡Estos luchadores por la libertad no deben ser lastimados y deben seguir seguros y vivos!», escribió inmediatamente Trump en X. Y diez días después invitó a Edmundo a su espectacular toma de posesión en Washington, esa demostración de fuerza a la que se sumaron con entusiasmo (y muchos millones) los empresarios que en 2025 tienen capacidad para cambiar el mundo: esos a los que Sánchez llama despectivamente «tecnocasta».
Así que Trump en persona ya está donde se le esperaba, y la oposición venezolana le mira con atención. Más allá de Marco Rubio, el personaje clave es su consejero de Seguridad Nacional, Michael Waltz, que lleva desde noviembre enviando mensajes a Maduro y que fue quien recibió a Edmundo en nombre de Trump en su gira de primeros de enero: «Hay que ampliar las sanciones para minimizar los recursos de Maduro». Ante esta situación, y asumida la decepción del 10 de enero, el exilio venezolano espera lo que ya se denomina «operación torniquete»: asfixiar económicamente al Gobierno de Maduro dejando de comprarle el petróleo que se le seguía comprando a pesar de las sanciones. «¿Para qué?», pregunto. «Para que no tenga recursos y no pueda mantener su aparato militar y policial: cuando los generales empiecen a sentir que no hay finanzas se producirá un quiebro». Ahí está hoy la esperanza venezolana. El único problema es que hace falta tiempo, y muchos venezolanos ya no lo tienen.