LIBERALIDADES
Construcción de una asesina
Cuando la Rosa real da su versión, vemos que nada tiene que ver con el ser lacónico que interpreta magistralmente Corberó en la ficción
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Iniciar sesiónHay que asomarse a la historia de Rosa Peral, policía municipal condenada por asesinato, para contemplar la mutación contemporánea de esa Bella, enigma y pesadilla sobre la que escribió Pilar Pedraza en un libro inolvidable. Claro, el enigma y la pesadilla -sobre todo la ... segunda- las pone más el observador que el objeto. Un objeto que lo ha sido de deseo, de odio, de linchamiento mediático y, por fin, de una condena de cuya solidez no se me habría ocurrido dudar. Hasta que vi el documental de Netflix 'Las cintas de Rosa Peral'. Fue justo después de consumir compulsivamente los ocho episodios de la serie de ficción 'El cuerpo en llamas', cuyo título alude al asesinado, cuyo cadáver ardió en el maletero de un coche, pero sobre todo alude a Rosa, y en concreto a su promiscuidad: fuego puro.
Anda indignado el fiscal con el documental. Habrá comprendido que alguien extraerá conclusiones. Por ejemplo, que construyó en parte el caso sobre la infecta narrativa que la tele arrojó a la chusma: la joven que no puede tener pareja estable sin serle infiel, la que mantiene en una misma época relaciones con tres hombres (no a la vez). La que se tiraba un superior en la Policía de Barcelona hasta que Rosa rompió con él y, como venganza, el superior envió una foto íntima de Rosa a todo el cuerpo, con el número de teléfono de Rosa, desde el correo de Rosa, ofreciéndose a realizar una felación (con otras palabras) al policía que lo deseara. Cuando se celebró el juicio por la 'pornovenganza', Rosa estaba en prisión preventiva y los medios ya habían fabricado a la puta asesina. Esta porquería fue útil a la Fiscalía, que armó una acusación por asesinato solo con indicios. Por cierto, el superior despechado fue absuelto, pese a que en el documental se le oye reconocer su autoría.
En el juicio importante, el jurado llegó empapado de los obsesivos y repugnantes programas de la televisión morbosa. El fiscal hizo hincapié una y otra vez en las variadas relaciones sexuales de la acusada. ¿Acaso era así más creíble su condición de asesina? Sí. Qué curiosa correlación. A múltiples testigos, hombres y mujeres, les pregunta si han mantenido relaciones sexuales con Rosa. Es la figura de la puta la que permite acabar condenando solo son indicios, ignorando una prueba capital: la llave caída en cierta carretera. Vean ustedes el documental. Rosa arguye haber sufrido un miedo insuperable como razón para no denunciar. Pero las lamias, las sirenas, las bellas de pesadilla no tienen miedo, lo infunden. Cuando la Rosa real da su versión desde la cárcel, vemos que nada tiene que ver con el ser lacónico que interpreta magistralmente Úrsula Corberó en la ficción. La Rosa de verdad es extremadamente elocuente. Además, su relato de hechos complejos y enrevesados no presenta ni vacíos ni contradicciones. Bueno, a ella ya no la libra nadie, el Supremo rechazó su recurso.
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