tribuna abierta
¿Sobrevivirá la Inteligencia Artificial europea a su regulación?
JOSÉ MARÍA LANCHO
La ley es la condición última a la que aspira toda ideología. Y la tecnología ha tentado a lo largo de toda la historia a todas las ideologías, religiosas o no. La tecnología conoce, perfectamente, desde el Génesis, lo que son las prohibiciones. Y por ... fin, la inteligencia artificial, lo que es sin duda el fruto más alto de aquel árbol prohibido pulsa ahora todas nuestras composiciones ideológicas. Pero no sólo esas quieren conformar la ley que se está redactando en el Parlamento Europeo y en la Comisión, sino intereses más siniestros que quieren utilizar el miedo a la tecnología para obtener ventajas competitivas en favor de países que, aparentemente, han resuelto sus primeros prejuicios sobre la IA.
Y es que se confirma algo que ya temíamos: las campañas más duras invocando el pánico social tienen como originadores y redactores a grupos próximos a esos intereses. Reproduzco una polémica que he sostenido a este propósito y que afecta a un grupo muy significativo de ONGs en España y donde señalaba que AccessNow, una de las redactoras de un manifiesto de hierro frente a la IA dirigido al Parlamento Europeo, estaba financiada principalmente por Meta (FaceBook) y por Open Society Foundations (la de Soros, dicho sin animo de chiste). La posición de Meta, que a su vez tiene uno de los laboratorios de IA más grande del mundo en Estados Unidos, es netamente contrapuesta a la europea y no creo que ningún europeo espere nada de esa entidad norteamericana. Para los que no tienen referencia de la Open Society Foundations, con este caso queda retratada y de la manera más siniestra. En los Estados Unidos se ha producido una iniciativa regulatoria anterior, simétrica a la europea, aunque con la finalidad principal de acelerar y coordinar el desarrollo de la inteligencia artificial en Estados Unidos con plena seguridad nacional, me refiero a la Ley de Iniciativa Nacional de IA.
¿Dónde estuvieron los posicionamientos y esfuerzos de la Open Society Foundations en ese caso norteamericano? Pues desde luego que no existieron ni para obstaculizar en Estados Unidos esta tecnología ni para influirla, y de hecho no existieron. Sólo se han molestado para Europa. Aquí no necesita mucho para causar daños, quizá se gaste un millón de euros, si llega, para hacer todo lo posible para que los propios europeos aniquilen regulatoriamente su papel en el desarrollo inicial de la Inteligencia Artificial. En fin, creo que basta comparar su papel en Estados Unidos con el que despliega en la Unión Europea para desenmascarar a este agente de intereses estratégicos que no tienen nada que ver con los nuestros. Lo cierto es que ciertos lobbies han hecho un inmenso trabajo desde hace años y nos enfrentamos a un borrador de Reglamento de la llamada Ley de Inteligencia Artificial muy polémico, que no nos gusta nada, enormemente prematuro -no lo siento anticipativo- y que no va a lograrlos objetivos con que pretende justificarse, todo ello a costa de nuestra industria. Por eso rechacé la carta/manifiesto que se nos planteó para España pues iba a respaldar poderosamente ese borrador, mostrando a una parte importante y formada de la sociedad civil española movilizada en completa alarma y con sensación de enorme peligro por esta nueva tecnología. Y esto es lo que necesitan para que esta sobrerreacción regulatoria en Europa acabe saliendo adelante.
El borrador de la Ley europea comienza con una exposición de motivos extensísima y claramente ambigua. Da a entender o al menos contiene la posibilidad de que toda IA (no solo las de alto riesgo) deba ser autorizada administrativamente, con carácter previo, a su puesta a disposición en el mercado, poniéndose a prueba en un entorno de experimentación controlado en la fase de desarrollo y previa a la comercialización, con vistas a que la Administración pueda garantizar que los sistemas de IA cumplen la normativa prevista en el concreto Reglamento y en otra legislación pertinente de la Unión y los Estados miembros. Eso es esterilizar una tecnología, como se hizo en el entorno Fintech. La enumeración de supuestos de IA de alto riesgo que consta en los Anexos es más corta de la que se puede entender en la exposición de motivos donde, un ejemplo, todo el ámbito de la educación está incluido (es evidente que con ese texto es muy difícil establecer fronteras conceptuales en este ámbito, especialmente paralo que se intenta etiquetar como sistemas de IA de alto riesgo) . La preocupación por el uso de los Estados de la IA me parece correcta pero parece preocupante una excepción a los efectos de que las puedan utilizar las autoridades tributarias. Desde luego que si finalmente se opta por una inclusión de cualquier IA en las obligaciones de prueba y autorización previa en Europa, nuestra industria innovadora tiene un problema, y en ese sentido la norma contiene presupuestos técnicos (y administrativos) muy complicados por no decir casi imposibles de cumplir. Se presuponía que el grueso de esta legislación no va a afectar salvo a una fracción de las IAs, pero son estimaciones de conferencia y café, incluso se han hecho -de palabra, como todo lo ideológico- estimaciones de lo más imponderable cifrando que no se afectaría más del 15% pero ya os digo que ese numero es una mera ocurrencia arbitraria pues el texto de momento puede apuntar al 100%.
Sin entrar en más consideraciones sobre definición de IA creemos que en el borrador de la Ley hay una redundancia en las prohibiciones y que buena parte de las prácticas que se prohíben ya serían ilegales con la legislación existente. En este ámbito la Unión Europea no sigue la vía de Estados Unidos (al menos en lo que funciona y a pesar de que vamos muy a la zaga) y eso es no porque le interese a Europa sino porque le interesa, me temo, a Estados Unidos y, además, esto tiene el perfume de que están reinventando la censura previa técnica para el software.
Parto de que prohibir la inteligencia, del tipo que sea, es ya un error. Creo que todos opinamos lo mismo. Y montar toda una burocracia para eso, aterrador.
es abogado experto en tecnologýa y presidente de Hispalinux
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