Verdad, mentira y políticos

Sobre la verdad y la mentira en la política, especialmente en tiempo de elecciones, lo más sensato fue lo que he leído a Camba, que vuelve a ponerle unas banderillas, como siempre: «El político miente como el buey muge, la oveja bala y la gallina cacarea». Cito de memoria, pero el sentido es ése, o sea, forma parte de su vocabulario, cuando no de su espíritu. Pero eso era hace más de cien años, cuando no había televisión, ni redes sociales, ni se podía seguir el rastro de los políticos con el simple gesto de abrir el ordenador. Por lo que tanto los daños como los éxitos son mucho mayores. Que Pedro Sánchez mentía ya lo sabemos desde aquellas pesadillas que le producía ver a Podemos en el Gobierno, y lo teníamos asumido. Pero que alguien tan circunspecto como Alberto Núñez Feijóo lo haga causa mayor impresión e incluso puede alterar el resultado de las elecciones de este 23J si es tan ajustado como se predice.

Mi opinión ya la conocen. Estas elecciones son las más importantes desde las que tras la muerte de Franco convirtieron la dictadura en democracia. Hay, por otra parte, muchas formas de democracia. Poco tienen que ver la inglesa con la norteamericana, la francesa con la alemana, o la italiana con la suiza. Lo importante es que se mantenga la unidad de la nación, que se respeten los derechos de sus habitantes y que se hagan cumplir sus deberes. En una palabra: responsabilidad de todos y privilegios para ninguno. Es algo muy fácil de decir, pero muy difícil de cumplir en vista de lo ocurrido durante las últimas cuatro décadas en nuestra baqueteada democracia española. Pero es lo que hay. Dicho de otra forma: elegir lo menos malo. Que es también otra definición de democracia.