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Todavía hay diferencias

El partido de Santiago Abascal puede exigir un poder proporcional a los votos que ha recibido, que son más de los esperados

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Uno de los grandes déficits de nuestra escena política es haber perdido lo que los alemanes llaman partidos de masas, que si bien agrupan a personas de una ideología determinada, como la izquierda y la derecha, no se sienten restringidas por ella y amplían su ... visión del mundo, sus habitantes y sus cosas, de forma que acogen en su seno un ala derecha, un ala izquierda y un centro, que es el que suele decantar su actitud en situaciones comprometidas, como es la formación de un gobierno en colaboración con otros. El ejemplo más importante que aún queda es el de los demócratas y republicanos norteamericanos. Aunque los primeros suelen tender a la izquierda y los segundos son más conservadores, hay demócratas del norte –Donald Trump el primero (suponiendo que sea algo más que trumpista)– mas conservadores que el más republicano del sur.

Es verdad que durante el siglo XIX la política española fluctuó entre los liberales y los conservadores, que fueron sustituidos en el siglo XX por formaciones mucho más beligerantes, como el socialismo y el comunismo en la izquierda y el fascismo y el nazismo en la derecha, protagonistas de grandes conflictos, con millones de muertos, que a la postre no resolvieron nada, pues la vencedora fue la democracia, con la caída del Muro de Berlín. Aunque la contienda sigue: ahí tienen ustedes la guerra en Ucrania, con una Rusia que, heredera de la Unión Soviética, no se resigna a perder el estatuto de superpotencia.

Pero no era de esa guerra de lo que quería hablarles, sino de un asunto mucho más cercano: ¿cuál es el papel que le tocaría a Vox en el antiguo reparto de poderes? Sin duda alguna, el de la extrema derecha, o veladora de las esencias de la misma. Como tal, el partido de Santiago Abascal puede exigir un poder proporcional a los votos que ha recibido, que son más de los esperados. Pero muy lejos todavía de los que recibió el PP. Pedro Sánchez se está desgañitando con la alianza de gobierno entre Vox y Partido Popular, que pone en peligro a España. Ninguna mentira como esa. Aparte de una villanía en labios de quien está gobernando con los votos de los diputados de EH Bildu.

¿A cuántas personas ha asesinado Vox para poner luego en su lista electoral alguno de sus asesinos? A ninguna. Pero los herederos de la banda terrorista ETA llevan en el macuto más de 800 muertos. Y él les ha hecho todo tipo de favores. Mientras el PP se negó a formar gobierno en Valencia mientras Vox mantuviera en su lista un condenado por violencia machista. Eso, como regalar sus votos en Barcelona al candidato socialista como alcalde, para evitar que lo fuera un secesionista, es como se hace política de Estado, no pactando con ellos. Y luego le extraña que nadie le crea.

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