Las cuentas de Pedro Sánchez

Si soy tan meticuloso en los detalles es porque, según parece, Nadia Calviño quiere volver a Bruselas. Lo indica que no haya querido competir en las elecciones como la mayoría de sus colegas de gabinete, que acaparan los primeros puestos en las listas. Las causas no las ha explicado. Pero que participa en la campaña electoral con el mayor ardor lo demuestra que haya pedido un debate con el equipo económico de Feijóo y que haya orientado 100.000 millones de los fondos europeos a puntos claves del programa electoral de Pedro Sánchez. ¿Tiene algo que ver con que los ha distribuido sin el acuerdo con las autonomías? ¿O que el Gobierno del que forma parte agota el margen del Estado como avalista y engorda la deuda «durmiente» de España? No lo sabemos, ni es probable que lo sepamos hasta que comprobemos si el maná de Bruselas se acaba y podamos vivir sin él, o nos arrolle de nuevo la crisis.

Porque al mismo tiempo que nuestro presidente presume en cada mitin de las mejores cifras económicas en Europa, se anuncia que la Eurozona ha entrado en recesión. Ya en el último trimestre de 2022 se salvó por los pelos, sólo 0,1 por ciento de crecimiento. Pero en el primero de este año aparece estancado, lo que significa una recesión técnica. ¿Y quiere el presidente que nuestra economía marche mejor que la alemana? Porque oyéndole, da la impresión de que vamos a ser la locomotora de Europa. Lo único que puedo decir al respecto es que cuando hablo con familiares y amigos alemanes, sus palabras exhalan pesimismo. Mientras, en las cuentas de Pedro Sánchez falta siempre un factor importante: esos manguerazos de dinero no sudado crean inflación, cáncer de toda economía. Aunque cuando se metastatice, él puede estar en cualquier puestazo internacional. O intentando volver a La Moncloa.