la suerte contraria
Siempre saludaban
La historia nos recuerda que creerse capaz de todo es la precuela de convertirse en nada
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Iniciar sesiónLo peor del tardosanchismo no va a ser aguantar esa afectación que se gastan, como de adolescente que acaba de descubrir lo de 'Hagamos un trato', de Benedetti. Tampoco ese aire de mercadillo medieval con el que impregnan las instituciones, con sus tarotistas, sus inciensos ... y sus conjuros. Nada de eso. Lo peor está siendo descubrir que hay una legión de españoles que ni siquiera creían en el Estado de derecho. Iban por ahí con sus caras de buenas personas, su hora para el podólogo y su lista de horas en las que poner la lavadora para salvar el planeta. Saludaban en el ascensor. Eran muy amables –como Los Fernández– y cuando te cruzabas con ellos no había nada que te hiciera sospechar que pensaban que la separación de poderes fuera algo instrumental, una anecdotilla, algo que está bien, pero sin pasarse. «La democracia es un poco como todo», dirán. «De nada conviene abusar».
No me esperaba que hubiera tanta gente capaz de lo que fuera para que no gobiernen los otros, los de enfrente, los Capuleto. Pero resulta que sí, que esto es lo que hay, que para los Montesco el Estado de derecho era solo una coña, el imperio de la ley una bromilla y la Constitución una inocentada. Y tenemos que aguantar a personajes como Félix Bolaños, que junto a Armengol y Patxi forman una triada mágica, un triunvirato histórico, el trío de los Ozores. A los otros dos se les ve venir, tienen pinta de mirar el horóscopo y de no saber decir 'motu proprio'. Pero Bolaños me ha sorprendido, lo reconozco. Yo creía que tenía un perfil más moderado, más técnico, no sé, a veces hasta parecía demócrata. Porque el tipo miente, miente muchísimo, la propia Comisión Europea se lo recrimina, pero bueno, ¿quién no ha mentido alguna vez? ¿Quién no ha defendido con uñas y dientes una amnistía ilegal, a ver? ¿Quién es el guapo que no se ha ciscado nunca el principio de igualdad ante la ley o en la independencia judicial? ¿Quién no ha cedido nunca la soberanía nacional a un mediador suizo al servicio de un tarado en Waterloo? De verdad, cómo se ponen.
Pero todo tiene un límite. Y escucharle decir que una asociación a la que el Tribunal Supremo acaba de dar la razón no tenía derecho siquiera a cuestionar las decisiones del Gobierno a pesar de que dichas decisiones se acaban de probar ilegales y abiertamente fraudulentas, ha sido demasiado.
El PSOE no tiene límites. Pero la historia nos recuerda que creerse capaz de todo es la precuela de convertirse en nada. Que Bolaños confunda el interés general con el de su partido es una muestra de su deriva fascistoide. Pero que afirme que las decisiones del Gobierno no han de estar sujetas a derecho es directamente una declaración de guerra a la democracia y al Estado de derecho. Al contrario que los otros dos, él esto sí que lo sabe. Pero sin embargo los otros dos saben algo que él ignora y es la pinta que tienen los ministros de justicia que Sánchez cesa tras haberse comido un marrón por él. Suelen tener cara de buena gente. Y siempre saludaban.
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