la suerte contraria
Nunca crean a un mentiroso
Es evidente que no podrá gobernar tres años más en minoría, de derrota en derrota
El 'porqué' de Sánchez
El desprestigio
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Iniciar sesiónA Sánchez conviene no creerle nunca. Esta es una máxima que se cumple siempre y sin excepción, a pesar de lo cual existe una parte de la derecha que aún no es capaz de interiorizarlo. La adaptación es un rasgo de inteligencia: saber que ... esa baya es venenosa, que esa seta no se come, que de esa cueva no se sale. Pues nada, con Sánchez parece que a la derecha se le nubla el entendimiento y no es capaz de incorporar el conocimiento a su ADN.
Lo vemos de nuevo en estos días. Sánchez repite un mantra: hay legislatura para rato, podemos gobernar sin el concurso del legislativo, podemos gobernar sin presupuestos, vamos a seguir nombrando a 'progresistas' –eufemismo para 'esbirros'– y, por supuesto, me presento a secretario general del PSOE para seguir dirigiéndolo cuatro años más. Todo ello quiere dar a entender lo mismo: que pierdan toda esperanza de quebrarle, tanto los de fuera como los de dentro; que no habrá adelanto electoral; que si el Congreso le castiga con su rechazo, él castigará al Congreso con la parálisis; que no hay otra opción aparte de él; que no habrá relevo en el partido y que se queda para mucho tiempo. Bien, pues como «no es no y nunca es nunca», volvamos a la máxima: Sánchez miente siempre. Si quiere dar a entender eso es porque probablemente va a hacer lo contrario, como cuando un portero sabe que el delantero va a tirar a la derecha y amaga a la izquierda. Normalmente, el delantero, que se sabe el truco, no cae en la trampa, pero nuestra derechita es diferente: cae en todas, pica siempre, se come todos los amagos. Y mientras Sánchez diseña con ventaja sus próximos pasos, sus rivales planifican en el escenario anterior, ya saben, «este no se va ni con agua caliente», «con lo bien que se está en Moncloa», o «¿cómo va a dejar el Falcon?».
Sánchez va a hacer lo que le convenga, que es muy diferente a lo que quiera. Le avisaba el PNV, que es el único partido que lo entiende: «Una cosa es que quiera seguir y otra que pueda». Es evidente que no podrá gobernar tres años más en minoría, de derrota en derrota y sin tener garantizado el apoyo de PNV, de Junts, de Podemos ni del propio Ábalos. Por más que se empeñe en dar a entender lo contrario, ya no depende de él. Posiblemente de ahí el adelanto por casi un año del Congreso Federal y, en cascada, los congresos autonómicos. Quizá se trate de ir a elecciones con el partido controlado y que los congresos no tengan lugar después de una posible derrota. Y quizá de ahí los últimos movimientos: el nombramiento de una persona de la oficina económica de Zapatero como subgobernadora del Banco de España, el dedo de Zapatero aconsejando candidatos en las autonomías, la asunción de la postura de Zapatero en todo lo que respecta a Venezuela. Demasiada gira internacional, demasiado Zapatero, demasiado horizonte judicial con Koldo y con Begoña y, sobre todo, demasiada sobreactuación. Al igual que usted, yo no sé lo que pasará. Pero si fuera la oposición, empezaría por no creer jamás a un mentiroso.
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