la huella sonora
Mis muertos
Aunque algunos se fueran antes de tiempo, hoy, en cada casa del mundo, nace el hijo de Dios. Y con él muere la muerte, que es de lo único que se trata
Viva Curro Romero
No griten en El Prado
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Iniciar sesiónTodas las muertes llegan antes de tiempo, pero lo de Marta fue excesivo. Pasó hace ya muchos años, no quiero hacer las cuentas de cuántos. En primer lugar porque da igual y en segundo lugar porque no quiero contar años con los dedos, ... como si fueran sílabas.
Pero, por encima de todo, porque no son suficientes con los dedos de las manos. Ni siquiera llegaría si invitáramos a la fiesta a los de los pies. Los años perdidos se cuentan con dedos que faltan, con manos mutiladas como los números primos, como los años bisiestos. Lo importante es que no quiero concretar porque me hace daño volver a esos días en los que se nos fue la alegría para siempre. Llevo esquivando toda mi vida este tema, pero hoy no quiero hacerlo. Hoy quiero recordarlo, aunque sea de modo parcial, porque esta noche es Nochebuena y me acuerdo aún más de ella. Quiero decir que la echo de menos todos los días de mi vida. Estoy cansado de echar arena encima de ciertos recuerdos para que no huelan, pero hoy no hay nada de malo: todos tenemos muertos y hoy nos hablan, esta noche nos miran a través de otros ojos, de las mismas arrugas en diferentes rostros, de las sonrisas que aparecieron en los que llegaron después, como un golpe de estado que viene para recordarnos que aquí manda la vida. Pero los muertos hablan también a través de los cuadros de las paredes, de las fotos de encima del piano, de las sillas vacías en las mesas llenas. Esta noche nos unimos a nuestra sangre y a la memoria.
MÁS huellas sonoras
Esta noche se rompe el continuo espacio-tiempo y todas las generaciones nos sentamos en torno a una idea sencilla: cada casa es un pesebre y cada pesebre un santuario. Y somos nosotros los que les hablamos a ellos a través de las tradiciones, que es una manera de poner en pausa el tiempo y de honrar el amor truncado. Es bueno que, entre tanto cambio, seamos capaces de encontrar absolutos; es necesario que haya cosas que no cambien, que permanezcan invariables como una piedra al cuello que te una a esa mesa con cuatro patas, que son cuatro apellidos en los que descansar.
No pasa nada, entonces, por recordar a Marta, su alegría desbordante, su carisma insólito y esa sonrisa de niña mala que se apagó para siempre un día de octubre en el que, de algún modo, nos fuimos también el resto. Ese día acabó nuestra juventud y sus amigos no hemos podido volver a juntarnos.
A día de hoy no puedo verlos sin pensar en ella. Nunca he hablado con ellos de esto porque verbalizarlo es hacer definitivo lo que, mientras tanto, es solo posible. Pero lo tengo claro: cuando veo a Ana y a David, yo cuento con los dedos –esos de contar personas y sílabas–. Y allí somos cuatro. A nuestro lado está ella, lo sé yo, lo saben ellos y nadie dice nada porque en Valladolid está mal visto llorar en las presentaciones de libros. Luego rezo, le pido a ella que me eche un cable, se aparta el pelo del flequillo, sonríe y me lo echa. Yo hablo con mis muertos y mis muertos me sonríen, qué cosa tan bonita. Me sonríen mis abuelos, me sonríen mis amigos, me sonríe Marta y me sonríe hasta la gente que no he conocido jamás.
Pero esta noche todo eso da igual. En un mundo en el muchos se sienten solos en compañía, al menos hay una noche en el año para sentirnos acompañados por los que se fueron. Nuestros muertos miran hoy a través de nuestros ojos. Conviene, pues, que miremos solo belleza para que solo se encuentren con alegría.
Nuestros muertos oyen hoy a través de nuestros oídos. Tengan cuidado con lo que dicen. Esta noche da igual Puigdemont, de verdad. No decepcionen a sus muertos con invitados de tercera. Lo importante es que vean que, a pesar de todo lo que haya podido suceder, son las mismas manos las que parten el pan. Y que aunque algunos se fueran antes de tiempo, hoy, en cada casa del mundo, nace el hijo de Dios. Y con él muere la muerte, que es de lo único que se trata.
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