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la suerte contraria

Fairytale of New York

Imagínense pasar la Nochebuena en el 'tanque de los borrachos' y, peor aún, hacerlo para no estar solo

No vayas al Louis (17/12/23)

No grites en El Prado (16/12/23)

José F. Peláez

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Se fue Kirsty MacColl, se ha ido Shane MacGowan, pero siempre nos quedará 'Fairytale of New York', ese antivillancico compuesto por un tipo que fue demasiado punk para ser folk y demasiado folk para ser punk. Aunque, en realidad, lo que le pasaba a ... Shane es que era demasiado genio para ser un hombre. Y demasiado humano para creerse un genio. Dice Nick Cave que Shane ni siquiera se esforzaba, que todo en él era obra del talento, de las pelotitas que Rafael de Paula dice que Dios tira desde el cielo. Esto de las pelotitas de Paula lo digo yo, no Nick. Aunque me temo que estaría de acuerdo porque así funciona la cosa: Dios lanza el talento de modo aleatorio y a algunos les alcanza de lleno en la cabeza. Y eso es todo. Algunos no lo soportan, es desquiciante entender que por mucho que tengan, nunca podrán ser Shane MacGowan. Algunos no son capaces de admitir –yo los he visto– que no todo está en venta; que aunque puedas comprar las mejores casas, dormir en los mejores hoteles y beber de las mejores botellas y de las peores mujeres, el talento no se pueda comprar. Y dan igual los apellidos. Pero luego llegan Shane, Morante o Camarón. Y Maradona y 'Seve' y Prince. Y el resto a tomar notas. No me digan que la vida no es maravillosa.

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