LA SUERTE CONTRARIA
La derecha 'woke'
Sus pijaditas identitarias apenas son una muestra de su inevitable podemización
La Conferenciuca
España de la rabia y de la idea
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Iniciar sesiónLos toros pasan por su mejor momento. Las Semanas Santas y el resto de celebraciones religiosas populares llenan las calles y la Macarena genera más aglomeraciones que los Rolling Stones. La caza es la tercera federación con más licencias, solo superada por el fútbol, ... el baloncesto y muy por encima del pádel. Las políticas mal llamadas feministas de Podemos, Sumar y resto de basurilla del espectro son el hazmerreír social, su influencia es nula y su desprestigio generalizado, mientras la mujer, ya liberada de la derechona, se libera de la izquierdita. El rechazo social a la ley Trans llega a tal nivel que una gran parte de la izquierda la desprecia frontalmente. El lógico y responsable cuidado del planeta –no hay nada más conservador que un ecologista– gana la partida a la secta climática mientras que el respeto a los homosexuales se impone al empoderamiento gay y su turrita en 'prime time'.
Españoles: lo 'woke' ha muerto. Dejémoslo ya. En realidad, había muerto hace mucho, pero en España nos enteramos tarde de las cosas. Al igual que al mirar una estrella miramos el pasado, al hablar de lo 'woke' estamos hablando de una tendencia obsoleta cuya luz se apagó hace tiempo. Trump gana a Kamala, Greta está desaparecida –seguramente reaparezca con un clavel y un maromo en la plaza de Ronda– y, en Europa, la izquierda identitaria agoniza. Los supuestos cancelados como Calamaro o Woody Allen son superéxitos de ventas y hasta Errejón recibe su apoyo social en forma de presunción de inocencia.
Asumámoslo: han perdido. No era gigantes sino molinos. Se ha dicho hasta la saciedad que las causas del desmoronamiento de la izquierda 'woke' nacen de su falta de conexión con los problemas reales, es decir, con lo puramente económico y por haber optado por lo identitario y por los segmentitos en lugar de haberlo hecho por las condiciones materiales de la sociedad en su conjunto. Y ahora que hemos ganado, en lugar de fumarnos un puro en lo más alto de la pirámide de Maslow, la derecha se pega un tiro en el pie. Y en vez de aprender la lección y abrazar lo institucional, las condiciones materiales y dar solución a los problemas reales de la gente opta por convertirse en derecha 'woke' y darnos la turra con la moral, con los valores tradicionalistas –que no tradicionales–, con las consignas populistas –que no populares–, con la nostalgia, con lo identitario, con el puritanismo, con la lucha contra la inmigración desde lo cultural y no desde lo estrictamente legal y, en definitiva, por morder el anzuelo del marco mental woke en lugar de despreciarlo por completo y hablar de cosas serias.
No aprendemos. La manera de aprovechar el declive de la izquierda 'woke' no pasa por convertirse en derecha 'woke' sino por lo contrario, es decir, por recuperar lo institucional, la economía de mercado y los principios del estado liberal, hoy en riesgo. Esta es la apuesta ideológica. Y las pijaditas identitarias de la derecha 'woke', apenas una muestra de su inevitable podemización.
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