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LA HUELLA SONORA

O César o nada

Me da igual lo que hiciera Ruano o Celine, me da igual lo que hiciera Cervantes para ir a la cárcel, no me importa si Verlaine disparó a Rimbaud. Nos interesa su obra

La noche americana

César González-Ruano
José F. Peláez

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No hay nada mejor que leer a Ruano, pero no hay nada peor que leer sobre Ruano. Y no porque su vida no tenga interés. Muy al contrario, la vida de César Gónzalez-Ruano es una vida de película, repleta de giros de guion, de ... intensidad emocional y de acción. Recuerda a aquello que decía Hermann Hesse en la introducción a Sidharta: «Mi historia no es agradable, no es suave ni armoniosa como las historias inventadas; sabe a insensatez y a confusión, a locura y a sueño, como la vida de todos los hombres que no quieren mentirse más a sí mismos». La vida de Ruano tiene mucho de eso: de secretos inconfesables, de remordimientos y de traumas de base. Es un farsante, un sablista y un pícaro recién sacado de una novela ejemplar que comienza en el Madrid bohemio de principios de siglo y termina en el desarrollismo sesentero. Sus éxitos son sonoros y escandalosos, como su talento, que era inabarcable, indisimulable y profundo. Su sensibilidad lírica, su prodigiosa capacidad para la metáfora y la maestría con la que escogía tema y ángulo son sencillamente insuperables. Es uno de esos autores cuya lectura provoca unas ganas terribles de cerrar el libro y mandarlo todo a la mierda porque sabes que se te están escapando cosas, que no llegas, que no estás siendo capaz de aprender todo lo que puedes y que te están dando el mapa de la isla del tesoro y ni aún así eres capaz de encontrar las joyas.

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