El hombre sin atributos

«Fue para rebajar la tensión», intentó excusarse. «No me haga fakes», lo sentenció el presentador de Onda Cero.

Alsina tenía cinco folios con el registro de los «cambios de opinión» de Zapatero. La entrevista tenía su historia y el periodista la contó a sus oyentes: Zapatero se molestó cuando Alsina entrevistó a Pedro Sánchez en junio (la única que le ha dado desde que llegó al poder) y empezó preguntándole «¿por qué nos ha mentido tanto?». Y a partir de allí fue diciendo por todas partes que el periodista era un cobarde y que a él no le haría tal cosa. El problema no era de cobardía o valor, el criterio periodístico era entrevistar a los candidatos a las Cortes, no a los expresidentes.

Todavía está fresco el artículo de Juan Luis Cebrián, el exdirector de El País, que la semana pasada contó en ese diario el siguiente episodio:

«—¿Verdaderamente crees necesaria la reforma del Estatuto de Cataluña ahora, tal y como la has planteado?

Le hice la pregunta a José Luis Rodríguez Zapatero, a mediados del año 2005, en una comida en La Moncloa.

—Por supuesto. Es una oportunidad histórica. Vamos a resolver el conflicto político catalán…

—…para los próximos diez o quince años... —le interrumpí...

Aparentemente sorprendido, me miró con el aire inocente de quienes tienen los ojos azules, impostó la voz e irguió la figura antes de corregirme desde su autoridad presidencial.

—… ¡para toda la vida!...»

Zapatero tiene un problema acústico. De pronto habla muy bajito y de pronto eleva la voz sin que se sepa muy bien por qué lo hace.

El mismo Zapatero que en 2005 decía que iba a resolver el conflicto político catalán para toda la vida, ahora dice que el TC de su época empeoró las cosas. Y acusa a Rajoy de no haber hecho la suficiente política para evitar que los separatistas derraparan, pese a que ahí está Urkullu como testigo del nivel de sinrazón que se apoderó de Puigdemont. En su nueva vida debe estar convencido de que el modelo de financiación autonómico que pactó con el PSC y que también calmaría las necesidades de la Generalitat, es hoy un verdadero fracaso.

No debemos olvidar que Zapatero viene del mismo sitio que la amnistía de Sánchez. ¿Por qué dijo que aprobaría lo que viniera del Parlament? Porque tenía que agradecer los votos del PSC que le permitieron derrotar a José Bono en la elección interna del PSOE.

Ayer, entre los socialistas, no sentó bien que revolcaran ante los micrófonos al hombre que dicen que les ayudó a triunfar el 23J. Zapatero salió tocado y la amnistía que fue a defender, también.