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Iniciar sesiónSe va a la India a vender España como plató para esa horterada que es Bollywood. Con galanura de gallito que sale bien en las fotos de la evidencia, su serie hagiográfica rulando en los conductos habituales. Con su Begoña y los colgajos ... de Sumar sumidos en la vergüenza y la justicia poética: esa que en España llega tarde, mal y en la penúltima bala de Pablo Iglesias. En esto, mientras pasea Sánchez por el subcontinente, va pasando que los que vinieron a cambiar el mundo, los más blanditos de los que 'quincemayearon' en Sol, han demostrado ser de obediencia debida y de callar las tropelías por arribismo y por miedo. Ellos, que teñían de morado las banderas y portaban las antorchas. Hasta el apuntador y la castañera del Retiro parece que estaban en el ajo, en los ajos, y dejaron que todo siguiera el cauce podrido de las coaliciones y de las mareas. Corre un cierto gris, que decían en 'Luces de bohemia', aunque se vio una luz azul en el teatro Campoamor de Oviedo. Y a ella me aferro.
Si no fuera todo tan grave, si no hubiera tanta sordidez, España sería como ese dulce diálogo que fue y no fue entre Serrat y la Princesa de Asturias. Las lágrimas que se le iban secando a Joan Manuel eran las de quien, a la guitarra y al verso, quiso encontrarle el recodo al camino cuando parecía que no había camino al andar. Sánchez está en la India, Gandhi con parienta, y con eso enredarán al contribuyente este lunes, esta semana bruja y calabacera. Ya las viudas no lloran lo que dicen que lloraban, cuando pasaban el trapo por la lápida y cambiaban las flores del muerto, que en el retrato del cementerio sostiene la misma mirada que en la foto del mueble del televisor que pixela moralmente a Víctor de Aldama.
Octubre se va, y el calendario cae como no se les cae la cara de vergüenza a muchos. Precisamente a aquellos, a 'todos los santos' laicos que quisieron llevarnos a La Haya por 'espatarrarnos' en el metro. Qué bien le viene ahora la India a Sánchez, siquiera sea por ver mundo en su enésimo epílogo. Por encontrarse con su karma. Y mentirle.
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