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LAPISABIÉN

Clint

Hasta sus antihéroes se vuelven héroes

Tardes que fueron de mayo

Las chanclas con calcetines

Jesús Nieto Jurado

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América, cuando apaga las luces, tiene un interruptor para que no se vaya esa claridad que perfila la doble moral de las serpentinas al buen observador. Cuando las fiestas por Bangladés han acabado hay alguien que es el americano que escupe si algo no le ... gusta, lacónico, y que deja que unas notas de jazz se vayan posando a la salida. Alguien que duerme con esas mismas notas de jazz mientras su tiempo se va pasando por las ventanas entreabiertas. Clint Eastwood es esa conciencia, el más puro fedatario de otra América donde las manos están surcadas de la tierra del campo, y la Policía llega tarde y una sola palabra de Eastwood bastará para que su justicia se abra como la tierra tras una tormenta. Da igual a quien interprete, da igual quien visite la pantalla con las heridas del tiempo: dos frases que valen un guion entero. Se trata de alguien que torció, o lo intentó, el brazo a la industria. El referente cultural de estos tiempos tan complejos donde todo está remezclado. El polvo de Tabernas, de Hoyo de Manzanares, valen doble, porque por allí surgió el mito del poncho.

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