LAPISABIÉN
El Bombillo
Las nucleares son el nuevo Franco
Estos días que llaman castizos
Lo sobrio de un Viernes Santo que rompe Jesús de Medinaceli
Se fue a negro, negro negrísimo, como todos nos fuimos a donde pico el pavo en esas horas que quedan para las páginas del recuerdo, como el anverso del gol de Iniesta o las lágrimas de la Infanta en Montjuic en los Juegos Olímpicos. ... Sentí jindama, miedo del que paraliza, miré a mi Esperanza de Málaga fosforescente en la funda del móvil y supe que llegaban los marcianos, Putin, o que Sánchez hablaría tarde y mal, o que de un carro iban a gritar consignas con gasolinas tropicales. En el pensar entraron los apagones de Venezuela y un Abel Caballero iluminado con los contornos que da una vela. Supe que el día traía su afán largo. Entraba en lo habitual que saldría Sánchez después, bonico cómo un San Luis, con cara de mando de televisión en domingo y menos amperios que de costumbre, culpando al español que no ve lo de las renovables por mucho que se las expliquen a la hora del dominó.
El presidente habló del civismo, tal como el náufrago habla de ciervos y de festines. Le hablaba a media España con la radio de galena a ver por dónde empezaba el festival sanchista, de qué color, aire y procedencia era la primera mentira o justificación rayana a la ilógica. Sánchez no tocó una regleta en todo el día, pero 'cascó' contras las nucleares, que son el Franco de esta nueva era. Aunque hay que parar la cinta justo ahí, cuando entra el concepto de ciudadanía en el cartón lotero de Pedro. España ha sido cívica, sí, con él de perfil. De ese perfil que se le pone cuando se han medio resuelto los estados misteriosos de la bombilla patria y ahí ya está él para enfangar el día más oscuro. Garante sin estar de que no bajarán los peores instintos a darlo todo. Moreno y pálido de tener que pasar la escoba y no pasarla porque todo enchufe deja pelambreras de calambre. Con todo, ahí, el líder ya está repartiendo medallitas de civismo, porque aunque en España hubo víctimas, nadie la tomó a las bravas contra el presidente. El civismo debe ser sacar la tortilla en estado gaseoso y compartirla al sol. Hubo el mismo fenotipo que aplaudía en pandemia. No tenemos remedio.
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