En observación
Aprenda a ser concejal por 290 euros
Gran liquidación de títulos académicos para enmarcar
De los Mohedano a las Pardo de Vera
'Todo es de color' o 'Paint It Black'
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Iniciar sesiónDe Tomasín se reía todo el pueblo porque una vez le preguntaron y dijo que de grande iba a ser «concejal, como mi padre». Por aquel entonces el 'bullying' se practicaba de forma generalizada y cada palo aguantaba su vela, que en el caso de ... Tomasín resultaba incluso llevadera, dadas la crueldad y la permisividad del entorno ante el fenómeno de la humillación. Acababan de celebrarse las primeras elecciones municipales y Tomasín ya dominaba la ley D'Hont, la estadística, el sistema de listas cerradas, la traumática metamorfosis del ciudadano en candidato y el significado oculto de lo que con el tiempo devino 'fiesta de la democracia', peregrinación cuatrienal a las urnas de metacrilato que el pobre zagal interpretó en clave hereditaria. «Yo, concejal, como mi padre».
Tenemos en España algo más de 67.000 concejales, profesionales de la escala básica de una partitocracia en la que debutan como aprendices sin salario y que en sus capas más altas, empezando por el presidente del Gobierno, es una mascarada académica de tócame Roque, o de rasca y gana. Al menos en los pueblos nadie tiene que fingir una titulación que los votantes conocen al dedillo y que es ponderada, muy a la baja, como las propias siglas del partido en el que se alistan, en función de la biografía de cada cual. Política de hechos consumados. Es en las ciudades de medio pelo o gran tamaño donde campa la desconfianza, cunde el nerviosismo, se extiende la sospecha y se persigue la impostura. Casi nadie está a salvo. En esta crisis de credibilidad en el sistema nos encontramos con el 'Curso de formación a concejales' que imparte un centro académico que, además, oferta títulos tan seductores como el de experto en 'sociología criminal', valga la redundancia. Fue un anuncio de este módulo sociocriminal el que tirando del hilo nos llevó hasta el aula virtual de los concejales, con un coste de 290 euros y una duración de apenas 24 horas, tiempo suficiente para que el edil más tarugo y asustadizo aprenda en jornadas de tarde y a distancia 'Procedimientos administrativos', 'Comunicación política I y II', 'Contratación', 'Gestión presupuestaria', 'Planeamiento y gestión urbanística o 'Licencias y disciplina'. La gente sale muy preparada. Las clases empiezan el 20 de octubre y a finales de noviembre el edil puede imprimir el título que lo habilita para desempeñar su función municipal sin que nadie discuta su formación. Por 10 euros más, los alumnos bien podrían recibir un 'pack' opcional –alcayata, taco del seis y marco de Ikea– para facilitar la exhibición pública del documento del carrerón. «Yo, concejal, como mi padre», dijo Tomasín. Y la gente se reía de él, sin apreciar el talento del muchacho para vislumbrar el futuro del fiestón de la democracia.
Dice Terelu que en la portada de la semana pasada solo le retocaron el tono de piel. Poca cosa. Como a Michael Jackson, otro concejal que maquilló lo que menos importaba a la gente del pueblo, dejando claro –negro sobre blanco, o viceversa– qué era lo más relevante para él en el campo abstracto del miramiento y el qué dirán. Aquí miente el más pintado.
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