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EL CONTRAPUNTO

Pedro acabará como Pablo

Sánchez e Iglesias han acabado compartiendo actitudes caudillescas, pretensiones totalitarias y hasta manía persecutoria

La dimisión sí era un bulo, y no lo de Begoña

Yo, Pedro enamorado

Isabel San Sebastián

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«Dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición», señala con acierto la sabiduría popular, en un refrán hecho a la medida de Sánchez e Iglesias. Los líderes del PSOE y Podemos se encamaron en La Moncloa (políticamente, preciso, ... por si a los censores de guardia se les escapa la metáfora y piensan en ponerme una querella) y han acabado compartiendo actitudes caudillescas, pretensiones totalitarias, conductas desvergonzadas e incluso manía persecutoria. En honor a la verdad, es Pedro quien ha ido mimetizándose con Pablo paulatinamente, hasta convertirse en un populista de manual homologable a su primer vicepresidente en el fondo, en las formas y en el descaro a la hora de actuar. Le falta la coleta, es verdad, pero tampoco el podemita la conserva. Se la cortó de cuajo en las urnas Isabel Díaz Ayuso, propinándole una derrota aplastante que lo sacó de una patada del escenario político y lo tiene poniendo cañas tras la barra de un bar «sólo para rojos». Así ha terminado el aprendiz de dictador que venía a «tomar el cielo por asalto» y de un modo parecido acabará también, más pronto que tarde, este presidente «de los de abajo» (sic) que no se apea del Falcon.

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